La selección española femenina de balonmano se quedó a las puertas del podio del Mundial tras perder el partido valedero por el tercer puesto (26-31) ante una Noruega que se mostró muy superior y que no dio opción alguna.

La superioridad física de las noruegas, el altura y fuerza, fue fundamental en un partido en el que las jugadoras españolas estuvieron faltas de esa chispa que les permitió acceder, por primera vez en un Mundial, a la lucha por las medallas.

La fuerte defensa noruega disminuyó, casi a mínimos, la efectividad de los lanzamientos exteriores españoles, mientras que la defensa española no se mostró tan compacta como en partidos anteriores.

Mientras, Rusia se proclamó campeona al derrotar en la final a Francia por 25-22. Supo administrar bien la ventaja de la primera mitad.