España se hizo con una medalla de bronce de un valor incalculable, un tercer puesto que le sabe a gloria, después de una victoria de mérito ante Serbia, el campeón del mundo y de Europa, en un partido resuelto después de una prórroga (9-9) y de 20 penaltis (8-9) en el que el meta Iñaki Aguilar fue fundamental.

El portero español estuvo sensacional. Detuvo un penalti durante el partido a Udovicic y después en la tanda de penaltis dos más: uno de Prlainovic y otro, el definitivo, a Filipovic. Después Mario García marcó el tanto definitivo, el que le daba el bronce al equipo de Rafael Aguilar.

INTENSIDAD El encuentro fue de una intensidad máxima. España demostró su crecimiento en este torneo y que es una realidad que cada vez está más cerca de las dos grandes potencias: Hungría y Serbia, que parecían inaccesibles hace tan sólo unos meses.

Y es que creyó siempre en sus posibilidades, incluso cuando Serbia forzó la prórroga a 3 segundos del final, después de un tanto de Gocic. A los waterpolistas españoles ni se les pasó por la cabeza que podía repetirse la historia del partido de Hungría, cuando no pudo cerrar el partido en una acción a 7 segundos del final. Dio igual que España no estuviera acertada en las superioridades, porque mantuvo a raya a los serbios.

Mientras, Croacia dio la sorpresa y venció en la final a los grandes favoritos, Hungría.