El mayor acierto de Juan Carlos Pastor, cuando llegó al cargo de seleccionador español, fue ganarse la confianza de los veteranos Mateo Garralda y David Barrufet. Conocedor del mundo del balonmano como nadie, sabía que el gran problema de los últimos años con César Argilés fueron las capillitas que se formaron entre los jugadores, lo que impidió que España funcionara como un verdadero equipo.

Pastor sabía que la renuncia de Talant Dujshebaev le resolvía un problema ya que el central del Ciudad Real, aprovechando su influencia sobre el resto de compañeros tras la retirada de Masip, se pasó todos los Juegos Olímpicos de Atenas rectificando las órdenes de Argilés y mandando a su antojo sobre la pista. Pastor habló con Garralda y Barrufet y les pidió unidad. Trabajo en equipo. De la implicación del resto del equipo estaba muy seguro. Sabía que los ocho jugadores que él formó en el Valladolid (Chema Rodríguez, Garabaya, Davis, Iker Romero, Juancho Pérez, Albert Rocas, Mariano Ortega y Hernández) no le fallarían. Pero necesitaba sentir el apoyo de los más veteranos.

Y lo tuvo desde el primer día. Y el grupo lo agradeció. España, que ha vivido recluida por motivos de seguridad durante 20 días en un hotel de Hammamed, está más unida que nunca. Los jugadores han pasado casi todas las horas juntos --necesitaban protección policial para realizar cualquier visita turística a la ciudad-- y no ha habido ni una sola queja. Las visitas a Internet, la play station y el mus han llenado los ratos libres. Y el grupo, como es lógico, ganó cohesión a medida que llegaban las victorias. Ni siquiera Lozano, Raúl Entrerríos o Davis, los que menos han jugado, han protestado. Luego está el acierto táctico de Pastor que se ha beneficiado del salto de calidad de jugadores como Iker Romero.

Conformidad en el grupo

Sólo así se entiende este éxito. No ha tenido a la mejor generación del balonmano español, pero ha sabido explotar al máximo a sus jugadores. En otras ocasiones había incluso mejores jugadores (Guijosa, Xepkin, Urdangarín, Ortega, Olalla, Urdiales y Masip) y sólo se ganaron dos bronces olímpicos y tres medallas de consolación en Europeos. Pero Pastor es otra historia. Los jugadores creen en él. Sobre todo después de oírle decir durante toda la mañana del domingo que se olvidaran del pasado porque "Croacia no va a ganaros dos veces seguidas". Además de buen entrenador, adivino.