La selección española de atletismo, que afronta un porvenir incierto a medio plazo, cuando declinen los clásicos, emprende la transición en los Europeos en pista cubierta de Birmingham con un equipo renovado y la misión de obtener media docena de medallas y quince finalistas.

En un año preolímpico y mundialista que concentra el máximo nivel de compromiso en Osaka (Japón) en agosto próximo, los campeonatos de Europa en sala constituyen una oportunidad propicia para ver en acción a los novatos sin que les atenace la responsabilidad de las grandes ocasiones. España acude a la segunda ciudad del Reino Unido con 36 atletas, el cuarto equipo más numeroso de la historia en europeos bajo techo.

Las mejores bazas españolas se concentran, como es tradicional, en el medio fondo, donde coinciden casi todos los grandes pesos. El presidente de la Federación Española, José María Odriozola, piensa que no es descabellado soñar con un triplete en 1.500 y José Luis González, que ha sido cinco veces campeón de Europa (tres en 1.500, dos en 3.000), sostiene la misma teoría. Sobre las espaldas de Juan Carlos Higuero, Sergio Gallardo y Arturo Casado recae la responsabilidad de hacer realidad el sueño federativo en una disciplina, los 1.500 metros, que ya ha reportado a España cinco medallas de oro, seis de plata y dos de bronce.