NORUEGA 0: Espen Johnsen (Olsen, min.61); Basma, Lundekvam, Ronny Johnsen, Stensaas; Iversen, Andersen, Andresen (Frode Johnsen, min.74), Solli, Riis; y Flo.

ESPAÑA 3: Iker Casillas; Michel Salgado, César, Iván Helguera, Puyol; Joseba Etxeberría (Joaquín, min.77), Xabi Alonso (Baraja, min.84), David Albelda, Vicente, Valerón (Guti, min. 73) y Raúl.

GOLES: 0-1. Min. 34. Raúl. 0-2. Min. 49. Vicente. 0-3. Min. 56. Etxeberría.

ARBITRO: Pierluigi Collina (Italia). Mostró cartulina amarilla a Albelda (35´), de España y a Iversen (38´), de Noruega.

La selección española aprobó su asignatura pendiente, recuperó el tiempo perdido y con la inspiración de Raúl, Valerón y Vicente como bandera, puso al equipo de Iñaki Sáez en la Eurocopa de Portugal, el sitio natural que merece su prestigio y el ránking que ocupa en el fútbol.

España, en líneas generales, jugó igual de bien que en Mestalla. Con la única y gran diferencia de sacar de inicio con gente que cuenta con más tablas. Sin tanto sub-21. Y sobre todo, con más suerte. A Noruega no le podía tocar la lotería todos los días. Lo comentaban estos días los pesos pesados de la selección. Un día, vale, Dos también, pero todo el año, es imposible acertar la bonoloto. Y así fue.

EL CRACK A Raúl le importa y mucho el escudo y la camiseta que lleva. No tenía un partido fácil. La pareja de centrales no eran dos troncos del fútbol de segunda fila en Noruega. Los dos juegan en el fútbol inglés. Claus Lundekvam --Southampton-- y Johnny Johnsen --Aston Villa--. Raúl abrió el camino hacia la Eurocopa. A él nunca le pesa la responsabilidad. Tiene el mapa de este país en la espalda. Asumió el reto y marcó el gol más difícil, el que da la calma al equipo. Luego fue todo cuesta abajo.

Y es que España jugó bien. Muy bien. Iñaki Sáez, en un país donde a menudo se roza al absurdo --criticándole hasta el color de su gorra--, dio con la tecla. Dejó a Baraja en el banquillo, algo que sí se le podía reprochar a priori. Pero su apuesta le salió correcta. Albelda hizo de policía malo, aportando carácter y personalidad y Xabi Alonso de agente bueno, con una dirección más interesante en un año donde él ha comenzado más discreto que el anterior.

SOLIDEZ HISPANA Las prolongaciones de cabeza en el área, las segundas jugadas, de las que vive Tore André Flo eran la gran obsesión de España. Así dejaron tocada a España en Mestalla. Ese argumento, el único que maneja Noruega para ver puerta, se desactivó, de entrada, con más atención y concentración. De los centrales --César y Helguera-- y de los laterales --Salgado y Puyol-- que tuvieron también el apoyo de Albelda a la hora de relevar, sobre todo a Michel, en el costado derecho.

En cualquier caso, a Noruega se le ganó el pulso con el recurso más potable del que dispone España: jugando al fútbol. Bajando el balón al césped, buscando el uno contra uno.

En uno de esos detalles, a los 34 minutos, Valerón levantó la cabeza, Raúl hizo una ruptura modélica y ante la salida de Johnsen le clavó el balón en la red. Hoy no tiró de vaselina, fue a lo práctico y mandó a la lona a un portero, que tiene buena pinta pero que se equivocó al jugar buena parte del partido lesionado en el tobillo.

Lo de Mestalla no fue flor de un día. Sacó dos balones de gol en el primer tiempo, uno de ellos a Helguera a los 20 minutos que se iba dentro. Pero ayer su escaparate de promoción era tan grande que lesionado en el minuto 21 con un problema de tobillo quiso seguir en el campo y acabó siendo sustituido tras un error garrafal suyo que dio paso al 0-3 de Etxeberría.

Antes del partido cada uno se motivó como pudo. Noruega tiró de la simbiosis del público. Ofrecieron cien veces por el videomarcador el paradón que le hace Johnson a Raúl en Mestalla para demostrar que hoy podía pasar lo mismo. Su gente se venía arriba con la imagen. Y España innovó tiró de energía. Introdujo la costumbre de hacer piña en el campo, montando Raúl un círculo de compromiso tal y como hace el Real Madrid en la actualidad. Animo total, gritos de once tipos antes del partido más importante de España en la última década.

La receta funcionó. Porque al grupo se le vio unido. También en el segundo tiempo, donde ya el equipo de Sáez ofreció un festival. El segundo tanto de Vicente hizo que Noruega bajara ya los brazos. Firmó un partido soberbio, pese a la leña recibida.

Sin perder el guión, la selección española cumplió su objetivo y en plena representación se encontró de regalo con el 0-3 de Etxeberría, que sirve para dar un triunfo y una paz que necesitaba sobre todo Iñaki Sáez.