Hace cuatro años y un día, la selección española de baloncesto hizo historia. Un 3 de septiembre del 2006, España se coronó campeona del mundo en Japón enfrentándose a Grecia, el mismo rival frente al que hoy intentará defender su título en los octavos de final (20.00 h., La Sexta) en un cruce a vida o muerte.

Son cuatro pasos los que quedan para alcanzar el podio. Pero cada uno será una batalla que se presume apasionante tanto por el perfil renqueante que ha acompañado a la selección en la primera fase, como por sus conocidas ausencias (Pau Gasol y Calderón), unido al estado físico de Navarro (con fuertes molestias en la espalda), que añaden un punto más de angustia y, sobre todo, porque ya no hay margen para el error.

"Mucha gente habla de que hemos tenido suerte en los cruces, pero no creo que sea así", explicó ayer Sergio Scariolo sobre la situación del equipo. "Grecia es un rival más duro que Rusia y cuando me preguntaron antes del campeonato los candidatos a medalla, puse a Grecia y Serbia, que están en nuestra parte del cuadro", subrayó el seleccionador, que apuntó a la competitividad griega por encima de todo. "Destacan por su dureza mental. Saben jugar muy bien los finales apretados".

Los jugadores de la selección, que ayer ya se entrenaron en el flamante Sina Erdem Arena, de 15.000 localidades (donde se disputará la fase final del torneo) saben de la exigencia del encuentro de esta noche. Pero también confían en que si dan un paso adelante y el equipo juega como sabe, sus opciones se dispararán. Así que ya no buscan excusas, como se encargó de reconocer el propio Navarro para comentar su lesión. "No estaré al 100% pero espero jugar. Voy evolucionando y en estas próximas 24 horas espero recuperarme aún más. En estos partidos te tienes que olvidar de todo y salir a morir", explicó.

Las dos victorias con las que España ha cerrado la primera fase y, sobre todo, la aportación de los suplentes en los últimos partidos han reforzado el ánimo del vestuario español, que se siente con fuerzas para la fase clave de la competición. "Estamos trabajando para volver a ser el equipo de otros campeonatos y si demostramos ser la selección que se divierte jugando, que defiende como un equipo y que no tiene bajones de juego, tendremos muchas opciones de conseguir medalla" afirmó ayer Felipe Reyes con convicción. "Tenemos que salir a jugar como sabemos. Los griegos son jugadores que intentan desestabilizar y habrá que estar tranquilos y no caer en la provocación", indicó, por su parte, Rudy.

SOSPECHAS DE LOS GRIEGOS El encuentro de esta noche servirá también para escribir una nueva página de uno de los grandes clásicos europeos. Grecia llega al partido con ánimos de revancha. Pero también mira con mucho recelo el momento del reencuentro. Es normal. España se ha convertido estos últimos años en su auténtica bestia negra.

La generación de Pau Gasol, Navarro y compañía se ha convertido en una muralla para Grecia, que no consigue imponerse en un partido oficial desde un partido en Atenas del pre-Europeo del 2003.

Nadie en la selección griega, pues, quería ver al equipo de Scariolo ni en pintura, como se recoge en los foros del baloncesto. Y eso dio pie a suspicacias por la derrota del jueves de Grecia ante Rusia en la última jornada de la primera fase en un partido en el que se jugaban la segunda plaza. Grecia llegó a perder por más de 20 puntos. Y solo al final, maquilló la derrota.