POLONIA: Szmal; Kuchczynski (2), Lijewski (4), Grabarczyk (2), Moszczynski (-), Nilsson (2) y Wisniewski (4) --siete inicial-- Sterczniewsky (ps), Wichary (ps), Starczan (-), Jurecki (3), Urbanowicz (-), Wleklak (3) y Bielecki (5, 1p).

ESPAÑA: Barrufet; Rocas (11,3p), Belaustegui (1), Romero (3), Entrerríos (7), Davis (1) y Uríos (5) --siete inicial-- Hombrados (ps), Garabaya (-), Fis (-), Juancho Pérez (-), Juanín García (1), Ortega (3) y Chema Rodríguez (2).

MARCADOR CADA CINCO MINUTOS: 3-3, 5-4, 8-7, 10-11, 12-14, 15-16 (descanso) 17-18, 17-21, 20-24, 21-27, 23-30 y 25-34 (final).

La selección española dio un nuevo paso hacia las medallas tras imponerse por 25-34 a Polonia, en un encuentro en el que el equipo nacional pasó muchos problemas en la primera mitad, en la que nunca consiguió ajustar su entramado defensivo.

Tardó el equipo nacional más de lo previsto en adquirir la intensidad defensiva necesaria para frenar a un conjunto rocoso y serio, aunque nada espectacular, salvó en la descomunal potencia de la que es capaz de dotar a sus lanzamientos el lateral izquierdo Karol Bielecki.

Curiosamente los problemas para España no llegaron de la mano del jugador del Magdeburgo alemán, que no anotó su primer gol hasta los dieciséis minutos, sino en la incapacidad del 5-1 español para atajar las circulaciones del central Damian Wleklak y del extremo Adam Wisniewski a la línea de seis metros.

La endeblez defensiva impidió a los de Juan Carlos Pastor afrontar el ataque con la tranquilidad necesaria para encarar el muro defensivo polaco, un 6-0 que apena dejó llegar balones al pivote español Rolando Uríos.

La imposibilidad de conectar con el jugador del Ciudad Real obligó a los españoles a buscar tiros lejanos, uno de los puntos débiles hasta el momento de la selección en el campeonato, que tan sólo sirvieron para dar cada vez más y más moral al portero polaco Szmal, aunque al final Albert Rocas hiciera un total de once goles.