España (21+19): Hombrados, Entrerríos A. (6), Rocas (2), Uríos (4), Garralda (4), García (11,2p), Rodríguez (3) -equipo inicial- Barrufet (p.s.), Garabaya (2), Pérez (1), Romero (4,1p), Ortega (3), Hernández (-), Lozano (-).

Croacia (13+21): Sola, Kaleb (-), Balic (6), Vori (4), Dzomba (7,5p), Spoljaric (1), Metlicic (1) -equipo inicial- Losert (p.s.), Lackcovic (3), Zrnic (2), Dominikovic (2), Gozula (2,1p), Sprem (4), Buntic (2).

Marcador cada cinco minutos: 3-3, 6-6, 10-7, 14-8, 18-11, 21-13, (descanso), 23-15, 27-18, 32-20, 34-25, 38-28, 40-34.

Arbitros: Lemme y Ullrich (Alemania). Excluyeron a Entrerríos, Rocas, Pérez y Romero, de España, y a Balic, Dominikovic (2), Sprem y Metlicic, de Croacia.

Incidencias: Euforia final.

España inscribió su nombre con letras de oro en la historia del balonmano mundial después de barrer a su antojo a la omnipotente Croacia que defendía el título de Portugal 2003, y que, además, es campeona olímpica.

Hasta el majestuoso día de ayer con la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín como espectadores de excepción, España había subido al podio en cinco ocasiones. Se colgó el bronce olímpico en Atlanta 1996 y en Sydney 2000. Otro bronce en el Campeonato de Europa Croacia 2000 y dos platas también europeas, en España 1996 e Italia 1998.

España se encontraba ante la oportunidad de su vida, en su primera final de un Mundial, una ocasión de oro. Todo salió extraordinariamente bien.

Pastor alineó de inicio la combinación que más rindió en la semifinal frente a Túnez, a excepción de la portería que José Javier Hombrados tuvo el honor de ocupar al comienzo del encuentro.

UN EQUIPO Rocas y García en los extremos, Uríos en el pivote y en la primera línea Rodríguez alternando con Romero, Garralda y Alberto Entrerríos. El pivote extremeño Juancho Pérez y Garabaya apoyaban en retaguardia. Los croatas no podían imaginar lo que se les venía encima.

Todo salía de lujo. La única igualdad existió durante los diez primeros minutos y fue en el marcador, pero mientras que los ataques que llegaban a la portería de Sola tenían varias firmas (Romero, Rodríguez, Uríos, Garralda, García, Entrerríos), es decir, desde todos los ángulos, los croatas procedían únicamente de Balic, Vori y Dzomba.

España arribó a los 15 minutos con ventaja de tres goles (10-7) con un parcial de 4-1. En esa fase el marcador ya llevó la desesperación al banquillo croata.

La defensa, marca del seleccionador nacional, Juan Carlos Pastor, se crecía cada vez que abortaba un ataque del rival. Y el ataque español secundaba las acciones defensivas con sus goles.

En la segunda parte en la primera acción de gol de España, que materializó García, el portero Vlado Sola se hizo daño en la mano derecha. Croacia estaba fuera del partido y Hombrados repelía todo lo que le llegaba.

A los cinco minuto en el tanteador se había abierto una zanja de diez goles. La distancia era sustanciosa como para precipitarse, se trataba de ganar el oro mundial, pero con inteligencia.

A estas alturas del partido todos los jugadores españoles tenían una parte de la victoria en su haber. España no incurría en errores y si alguno se escapaba, rápidamente quedaba eclipsado por una nueva maravillosa acción en defensa que enlazaba con otra opción de ataque.

En el minuto 12 de esta mitad España campeaba con doce a su favor. Fue únicamente cuando bajó un poco el ritmo trepidante con el que vapuleó a Croacia.

El jactancioso carácter croata no daba crédito a lo que ocurría. El título que han exhibido durante dos años, adornado recientemente con el oro olímpico, se les escurría de las manos.

En el minuto 24, Alberto Entrerríos igualó el número de goles, 37, (37-28) que hasta ayer España le había conseguido meter a Croacia. Fue en Lisboa, también en un Mundial. A falta de un minuto, Pastor dio entrada a Demetrio Lozano para que participara de la fiesta. Fue el epílogo fantástico... y a disfrutar.