La selección española de balonmano volvió a ejercitarse ayer en la región para preparar el encuentro amistoso que disputará mañana viernes en Badajoz contra Francia. Para ello, la expedición se trasladó hasta Cáceres, donde el seleccionador Juan Carlos Pastor diseñó una sesión centrada en el trabajo defensivo y en la que dejó ver que confía en la labor del emeritense Carlos Prieto en la retaguardia.

El combinado nacional se ejercitó durante casi dos horas en el pabellón multiusos de la capital cacereña. Allí recibió el calor de unos 200 aficionados, la mayoría de ellos niños, que no querían perderse la oportunidad de ver in situ a algunos de sus ídolos, como Albert Roca o Julio Fis.

Pastor, que pretende utilizar esta concentración en tierras extremeñas para preparar el cambio generacional que debe afrontar el equipo en los próximos años, apenas dio lugar a la relajación para que los jugadores regalaran camisetas a los presentes. Después, insistió en el trabajo táctico con los jugadores más jóvenes y estuvo encima de hombres como Carlos Prieto, que pronto podría tener un papel importante en el equipo español, ya que está llamado a sustituir a otro internacional extremeño, Juancho Pérez.

En este sentido, el jugador emeritense se mostró ilusionado con las oportunidades que le está dando Pastor y manifestó su ilusión por poder jugar un buen partido mañana. "Me apetecía mucho volver a mi tierra y poder estar con mi gente, con mi familia. Me hace mucha ilusión poder jugar o entrenar aquí, porque hace mucho tiempo que no tenía esta oportunidad", señaló.

La presencia del combinado nacional en Cáceres también fue aprovechada para presentar la tercera edición del Premio Espiga de Oro, un galardón concedido por Caja Rural de Extremadura y con el que se pretende reconocer la labor de personas, clubes e instituciones que fomenten la práctica del deporte. El plazo para presentar las candidaturas ya está abierto y se cerrará el próximo 28 de septiembre. El certamen cuenta con un primer premio de 9.000 euros.