Holanda ganó en Madrid la última plaza para participar en el torneo masculino de los Juegos de Atenas y lo hizo confirmando su condición de favorito ante una selección española que se despidió del preolímpico con una rotunda derrota por 0-3.

A los holandeses les bastaban dos sets para adueñarse del visado olímpico y quisieron hacerse con ellos cuanto antes. Los españoles intentaron, en vano, impedírselo.

Dos puntos consecutivos de saque del veterano Richard Schuil elevaban el 2-5 al marcador y resultaban un claro presagio del mal que iba a padecer el equipo español. El servicio holandés era durísimo y con mínimos errores. El español, endeble.

Los saques han sido, y siguen siendo, la principal rémora de la selección masculina española. Ahora, sólo consigues codearte con los grandes equipos si eres capaz de ponerles finalmente en aprietos con el servicio. De lo contrario, estás perdido.

Los internacionales españoles derrocharon ganas y se esforzaron al máximo. Pero hoy, ni Miguel Angel Falasca estuvo inspirado en la distribución del juego, ni tampoco Luis Pedro Suela rindió a gran altura.