La derrota ante Grecia en Zaragoza (0-1) ha dado una importancia inesperada al encuentro del miércoles en el estadio Windsor Park de Belfast, a donde viajará hoy España con la obligación inexcusable de vencer a Irlanda del Norte si no quiere perder la iniciativa del grupo 6 de clasificación para la Eurocopa 2004.

El conjunto de Iñaki Sáez fue sorprendido en La Romareda por el gol de Stylianos Giannakopoulos y la sobriedad de la defensa griega y desperdició una ocasión inmejorable para dejar hechos los deberes y poner un pie en la fase final de Portugal.

Este resultado abrió de manera inesperada el abanico de posibilidades en este grupo, ya que Grecia y Ucrania, que sufrió pero ganó a Armenia, se situaron a tan solo un punto del conjunto de Iñaki Sáez, que ha pasado de rozar la clasificación matemática a tener que jugársela el miércoles y esperar que el encuentro greco-ucraniano se salde con un marcador beneficioso. La derrota fue un contratiempo doloroso para los internacionales españoles, quienes no ocultaron su disgusto a la salida de La Romareda.

JORNADA DE DESCANSO

Sáez y sus hombres, al igual que la selección sub´21, tuvieron todo el día de descanso en Madrid. Cada uno pudo aprovechar para hacer lo que estimase conveniente y relajarse después de seis días de concentración entre Jerez de la Frontera y la capital del Ebro. La tristeza y hasta impotencia por no haber podido superar el muro griego eran las notas predominantes, aunque, como reconocieron los jugadores tienen la fortuna de que el fallo tiene enmienda y aún dependen de sí mismos para obtener el billete directo a Portugal. Para ello, pretenden ganar los tres partidos que les faltan contra Irlanda del Norte, Ucrania en casa y Armenia en Ereván.

Fernando Morientes fue claro a la hora de reconocer que podían haber acusado la altura de la temporada en la que se encuentran. "A partir del minuto 25 o 30 de la segunda parte se vio al equipo cansado", dijo.