El equipo olímpico español anda metido de lleno en una dinámica ganadora, como si todo pudiera extrapolarse a una cuestión psicológica. Un triunfo conduce a otro triunfo. Y una medalla lleva a otra. El deporte tiene estas cosas, de la misma forma en que los primeros días flotaban sensaciones pesimistas.

Las medallas logradas el lunes por la gimnasia, el ciclismo y el voley playa condujeron ayer a la de Joan Llaneras en el velódromo (plata en la prueba de puntuación) y a la de Iker Martínez y Xabi Fernández en la clase 49er de vela. Solo habrá que esperar a la última regata de mañana para conocer su valor.

Y éstas, a su vez, pueden resultar el prólogo para vivir hoy otra jornada de gloria. Xavi Bosma y Pablo Herrera se presentarán en la final de voley-playa con la plata ya segura. La amazona Beatriz Ferrer Salat acude a la última jornada del concurso de doma en la tercera plaza provisional. En la sincronizada, la pareja Gemma Mengual y Paola Tirados cierran su concurso dispuestas a tocar el bronce desde una cuarta plaza provisional. En ciclismo, Llaneras y Alzamora corren por llegar al podio en la modalidad de americana.

A POR ATLANTA La máquina funciona y no para, hasta el punto de que ayer se superaron las (discretas) cifras de Sydney -11 medallas-- y se enfilan de forma optimista los 17 metales que se obtuvieron en Atlanta, hace ocho años, y que colmarían cualquier expectativa. Para eso, sin embargo, será necesario también un poco de suerte, porque ese techo depende en gran parte de los resultados de los equipos, que andan metidos en unos cruces complicados, que pueden echar todo el trabajo por tierra.

En esa encrucijada se encontrarán hoy la selección de hockey sobre hierba que hoy se cruza en semifinales frente a Australia, las chicas del básquet que deben enfrentarse a Brasil y también la selección de waterpolo, emparejada en una eliminatoria dramática frente a Serbia.

Para ninguno de estos equipos habrá término medio. Les espera el cielo o una caída a los infiernos. Ayer se pudo comprobar con la selección de balonmano. De nada sirve una primera fase espléndida y aguantar todo el partido a la subcampeona del mundo como Alemania si luego la suerte te gira la espalda en los decisivos cuartos de final. El equipo de Argilés se despidió del torneo en un partido agónico, que necesitó de dos prórrogas y del lanzamiento de penaltis para decidir a un semifinalista.

La derrota siempre es dolorosa para los deportistas, pero seguramente resultó especialmente amarga para David Barrufet, porque el guardameta del Barcelona hizo el partido de su vida. Difícilmente pudo hacer más para empujar a sus compañeros hacia las posiciones de medalla y, sin embargo, tuvo que capitular.

También fue amarga la noche para atletas acostumbrados a primeras páginas. Ocurrió con Reyes Estévez, séptimo en la final del 1.500. Y también en el 3.000 obstáculos con Eliseo Martín, bronce en el último Mundial, y el campeón de Europa Antonio David Jiménez Penti . Acabaron descolgados. Y sólo Luis Martín Berlanas, con un quinto puesto, dio la cara.