ESPAÑA: Barrufet; Víctor Tomás (5), Belaustegui (-), Juancho Pérez (-), Davis (1), Alberto Entrerríos (8) y Chema Rodríguez (1) -equipo inicial- Hombrados (ps), Uríos (2), Raúl Entrerríos (-), Garabaya (-), Garralda (-), Juanín García (10, 8p), Romero (6)

RUSIA: Kostygov; Krivoshlykov (2), Igropulo (6, 2p), Ivanov (4), Rastvortsev (2), Koksharov (2) y Chipurin (5) -equipo inicial- Titov (ps), Filippov (-), Kaynarov (2), Kamanin (2), Kovalev (2), Myagkov (2) y Edvokimov (-)

MARCADOR C. CINCO M.: 3-2, 6-4, 8-7, 11-9, 13-13, 17-15 (Descanso) 20-17, 22-21, 26-23, 28-24, 31-27, 33-29 (Final).

ARBITROS: Lemme y Ulrich (Alemania). Excluyeron por dos minutos a Juancho Pérez (2).

La selección española arrancó la segunda fase del Campeonato del Mundo con una victoria (33-29) sobre Rusia, en un encuentro que sirvió para enganchar definitivamente en el torneo a dos piezas claves en el combinado nacional, el portero David Barrufet e Iker Romero.

Tal y como advirtió el seleccionador nacional Juan Carlos Pastor en la previa del encuentro, el ruso es un equipo con un juego tremendamente mecanizado, pero al que cuando le salen bien las cosas es muy difícil de parar.

De este modo, a nadie extrañó que Rusia, como ya hiciera en el reciente amistoso disputado en León, buscase una y otra vez al pivote Mikhail Chipurin, que, como ocurriera en el Memorial Domingo Bárcenas, volvió a convertirse en una pesadilla para el equipo español.

Pese al perfecto conocimiento que tienen los internacionales españoles de los movimientos del pivote del Chekhoski, el jugador ruso desmontó una y otra vez la defensa 5-1 del equipo nacional, que ayer sí, contó con el respaldo de un gran David Barrufet. Mientras tanto, el pacense Juancho Pérez volvió a destacar en defensa saliendo como titular del equipo.