ALEMANIA 28: Fritz, Ramota, Hens (2), Baur (3) Grimm (2), Stephan (5), Von Behren (2), Dragunski, Kretzschmar, Glandofr, Immel (2), Schwarzer (1), Roggisch (2) y Zeitz (9).

ESPAÑA 29: Hombrados, Lozano (1), Prieto, Raúl Entrerríos (1), Alberto Entrerríos (1), Iker Romero (6), Hernández (2), Garabaya (3), Belausteuri (9), O´Callaghan (2), Juan García (3), Colón (1), Ortega (1), Barrufet (ps).

ARBITROS: Boyers y Darnessen (DIN).

MARCADOR CADA CINCO MINUTOS: 2-2, 6-5, 7-8, 8-10, 11-10 y 14-14 -descanso-, 17-18, 17-20, 21-24, 23-26, 25-26 y 28-29 (final).

España se adjudicó la Supercopa de Naciones al vencer con bastantes problemas a la selección anfitriona, la alemana, pues el partido tuvo muchas alternativas en el marcador y en el juego debido a la especulación de ambos cuando tenían ventajas a su favor de dos y tres goles.

Los españoles hicieron valer su aplomo en el tramo final del encuentro, en los momentos decisivos, y, lejos de acusar la presión, fue cuando mejor jugaron con un empate a 28, que dejaba todo en el aire y un conjunto alemán lanzado en busca del triunfo ante los suyos.

Al contrario que en los partidos anteriores, España, lejos de sacar a relucir los nervios, mostró seguridad y tranquilidad como exhibió Juan García en su lanzamiento que supuso la Supercopa para España, segunda en su palmarés, pues también fue primera en la edición de 1991.

PODER ESPAÑOL

Los alemanes lograron ponerse por delante en los primeros cinco minutos, de tanteo, pero poco a poco los españoles fueron reaccionando para igualar al final de ese primer periodo y desde entonces las diferencias e igualadas pasaron a ser una constante, aunque ambos equipos llegaron a tener en algunos momentos diferencias de hasta dos goles, pero que no supieron administrar y prueba de ello es que se fueron al descanso con empate a 14 tantos.

En la continuidad la situación no cambio, pero España, tras unos primeros momentos igualados se quitó los complejos.

Un comienzo igualado, pero poco a poco se fue adueñando de la pista ante un rival que, arropado por su público lograba, con acciones individuales, mantener la igualdad, las mínimas desventajas y empate en el marcador.

España contrarrestó los impulsos de los alemanes con varias rotaciones en su juego tanto en ataque como en defensa y lo cierto es que le dieron resultado, pues en los momentos claves del partido los lanzadores españoles no erraron y lograron administrar esa renta de dos goles a su favor con que se llegó al último periodo, los cinco minutos finales.

España hizo valer su seguridad y muchos recursos en esa mezcla de juventud y veteranía impuesta por César Argilés.