ESPAÑA: (23+22+11+20) Calderón (4), Fernández (20), Jiménez (8), Reyes (10), Pau Gasol (15) -cinco inicial-, Garbajosa (-), Navarro (7), Marc Gasol (1), Mumbrú (7), Cabezas (-), Sergio Rodríguez (-) y Berni Rodríguez (4).

GRECIA : (15+9+15+19) Diamantidis (8), Zisis (3), Dikudis (-), Vasilopulos (-), Papadopulos (2) -cinco inicial-, Pelekanos (-), Bourousis (10), Spanulis (8), Papalukas (9), Tsartsaris (5), Kakiuzis (5) y Hatzivretas (8).

ARBITROS: LaMonica (ITA), Belosevic (SER) y Ryzhyk (UKR). Sin eliminados. Señalaron técnica al seleccionador griego, Panagiotis Giannakis, por protestar (m.8).

España derrotó a Grecia hace un año y unos días en la final del Mundial y también pudo ayer con los hombres de Panagiotis Giannakis en el Telefónica Arena (76-58), sin medalla de por medio, pero con asuntos importantes en juego para ambos equipos, que empezaban la segunda fase continental con algunas dudas en mente. El desliz ante Croacia ha reactivado al máximo los cinco sentidos de los campeones del mundo.

El hilo defensivo lo hilvanó de carrerilla y así bloqueó las incursiones helenas durante más de tres minutos. En ataque, sin embargo, tardó en arrancar. Lo hizo por medio de Carlos Jiménez, que anotó cinco de los seis primeros tantos españoles en la génesis de un parcial de 10-0 (10-2).

El cinco de Pepu empezaba a sentirse cómodo consigo mismo. La vuelta de Juan Carlos Navarro, ausente por lesión toda la primera parte, y el ingresó en pista de Jorge Garbajosa, recibido con una cerrada ovación, terminaron de destapar la circulación de ataque.

Navarro anotó un triple nada más entrar, por si se le había olvidado. Si él lo pasa bien, España disfruta. Ocho puntos marcaban la diferencia al final del primer cuarto (23-15).

Logró lo que quería y, más aún, lo que necesitaba. Sentirse de nuevo un equipo dominador, un grupo que obliga a moverse al rival al ritmo que quiere, un bloque capaz de parar reducir la producción del excelente arsenal que capitanea Panagiotis Giannakis a dieciocho puntos después de diecisiete minutos de juego -veinticuatro al descanso y nueve en el segundo cuarto-.

SIN PROBLEMAS Es decir, prácticamente a un punto por minuto. Ahí, la distancia para España ya rondaba los veinte (34-18). Para acabar, Alex Mumbrú engatilló un triple frontal.

La bocina del descanso cortó la tormenta sobre la canasta helena. El equipo de Giannakis entró grogui al vestuario(45-24).

El reposo causó un efecto positivo en los griegos. Les inyectó fuerza en las piernas para proteger la canasta. No obstante, nada de eso hizo mella en el cuadro español. Intenso atrás y creativo en la anotación, consolidó un margen en torno a la veintena. Diecisiete cifraban la distancia entre los reyes del mundo y de Europa en espera del último periodo (56-39).

El repunte griego estaba cantado. A nadie podía coger desprevenido. Y a nadie pilló. España tenía claro que aún debía esforzarse en defensa para conjurar la magia de Papalukas. A falta de jugar contra Rusia y de que los rusos jueguen contra Croacia, vuelve a tener opciones de ser primera de grupo.