Italia: Feller, Pellegrini, Bertoni, Morgado, Forte -equipo inicial- Grana, Assis, Fabiano, Bacaro, Foglia y Zanetti.

España: Luis Amado, Alvaro, Kike, Andreu, Marcelo -equipo inicial-, Javi Rodríguez, Daniel, Ortiz, Torras, Eseverri y Borja.

Goles: 0-1, m.8: Marcelo. 0-2, min. 22: Daniel. 0-3, min. 26 Javi Rodríguez. 1-3. min. 29: Feller.

Arbitros: Antonio Fernandes (POR) y Karel Henich (CZE). Mostraron tarjeta a Foglia (min. 5), Andreu (min. 21), Grana (min. 38) y Alvaro (min. 39).

Incidencias: Partido correspondiente a la final del Europeo de fútbol sala de Oporto disputado en el Pabellón Multiusos Gondomar ante unos 3.800 espectadores.

España ya es tetracampeona de Europa. Y lo es porque no solo es la mejor selección del viejo continente, sino porque también es la actual campeona del mundo. Y ayer lo demostró una vez más. Porque es en las grandes citas cuando este equipo se muestra infalible. Ha jugado tantos partidos a cara o cruz, y casi siempre saliendo cara, que cuando llega a las finales se encuentra como pez en el agua. Da igual que el rival sea el anfitrión, como en el sábado, cuando eliminó a Portugal en un pabellón volcado, o Italia, con la que había cuentas que saldar. Y así fue.

España llegaba a la final con la misión de revalidar el título y hacer valer su papel hegemónico ante los italianos, tricampeones de Europa y que hasta ayer habían hecho un torneo inmaculado, ganando todos los partidos y encajando solo un gol.

CATORCE BRASILEÑOS Es por eso que Italia salió convencida de sus posibilidades. No solo por su gran momento de juego, sino porque de los últimos cinco enfrentamientos con España había vencido en tres y sumado un empate en otro.

Italia, cuyos 14 jugadores son nacidos en Brasil y siete de ellos juegan en la Liga española, empezó presionando con mucha fuerza, pero su empuje duró poco. Tanto como ocho minutos, cuando Marcelo marcó de cabeza el primer tanto tras una extraordinaria jugada de Alvaro. España se sacudió los pocos nervios que pudiera tener y obligó al rival a jugar a remolque.

El equipo de José Venancio se sintió cómodo ya que Italia inquietaba poco. Pero cuando llegaba lo hacía con peligro. A falta de cuatro minutos para terminar la primera parte, la mano del portero Amado y el palo evitaron el empate. Fue el único susto de consideración. Daniel, en la reanudación (m. 22) marcó el 2-0 y dejó sentenciada la final. Quedaba mucho aún, pero España se sentía campeona. El 3-0, obra de Rodríguez, confirmó los mejores augurios.

Con el título en el bolsillo, España se limitó a defender y buscar el contrataque ya que los transalpinos tuvieron que apostar por un quinto jugador de campo dejando la portería sin guardián. Aunque fue precisamente el meta quien, jugando de avanzado, marcó el gol para su equipo. Pero sirvió de poco.

GESTO ANTIDEPORTIVO A falta de 38 segundos, España saldó viejas cuentas con Alessandro Nuccorini, el seleccionador italiano. Venancio pidió tiempo muerto con el partido decidido y, con algo más de disimulo, le devolvió la jugada a su homólogo. Este, en la primera fase del Europeo de Ostrava del 2005, pidió tiempo muerto ganando 3-1 a falta de tres segundos para el final. Sus jugadores, asombrados, ni siquiera se acercaron a escuchar sus consignas en señal de respeto hacia el rival. "Esto es para los bufones de los españoles", soltó Nuccorini justificando su fea e incomprensible decisión.

En ese mismo torneo, Italia cayó en semifinales ante Rusia y España se metió en la final. Tras el partido, Juan José Rodríguez Cancho, ayudante entonces de Javier Lozano y ahora de Venancio, se acercó al entrenador transalpino y le regaló dos entradas para la final. "Toma, para que la puedas ver ya que no puedes estar". Ayer estuvo, pero la copa se fue a España. Por cuarta vez.