ESPAÑA (22+21+21+9): Rudy (13), Ricky Rubio (3), Navarro (18), Garbajosa (11) y Gasol (18) --equipo inicial--, Reyes, Raúl (3), Vázquez (0), Llull (3), Mumbrú (4) y San Emeterio.

LITUANIA (11+24+18+23): Kalnietis (12), Gecevicius (2), Jasaitis (5), Kleiza (17) y Javtokas (4) -equipo inicial-, Seibutis, Maciulis (13), Pocius (13), Delininkaitis (4), Klimavicius, Jankunas (3) y Andriuskevicius (3).

ARBITROS: Luigi Lamonica (ITA), Antony Jordan (USA) y Milivoje Jovcic (SRB).

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la tercera jornada del grupo D, con sede en Esmirna, del Mundial de baloncesto.

No hay una explicación que le dé cierto sentido a la derrota de la selección ayer frente a Lituania. La única vendría por parte de la metafísica. De repente, España dejó de existir sobre la cancha. Aunque eso no parezca posible. Un partido controlado, un triunfo que tenía encarrilado, con 18 puntos de ventaja (61-43) se le escapó de las manos de forma miserable, entre la incredulidad de ver cómo el equipo lituano iba recortando las diferencias a toda máquina y la impotencia para impedirlo.

"Es un shock", admitió el perplejo Sergio Scariolo nada más concluir para reconocer que tampoco le encuentra una explicación racional. "Es difícil de entender porque se pasa de jugar fantástico durante 30 minutos a hacerlo de la forma en la que lo hemos hecho. El equipo ahora mismo está tocado, pero tenemos que recuperarnos, empezando por mañana", añadió el técnico italiano, en referencia al encuentro de esta tarde ante el Líbano (17.30 horas, La Sexta).

No es propio de la selección perdonar a un rival como lo hizo ayer. Y, desde luego, rechina por todos los lados ver a España con dos derrotas después de las tres jornadas de la primera fase, echando ya mano de la calculadora. Pero esa es la cruda realidad que la rodea y Scariolo tendrá que activar cuanto antes un plan de urgencia, porque la derrota condena, casi con toda seguridad, a su equipo al tercer puesto si no hay ningún resultado raro más. O lo que es lo mismo, a un hipotético cruce en cuartos de final con EEUU, precisamente lo que se quería evitar para semifinales. Si no querías caldo, dos tazas.

La debacle empezó a fraguarse después de que España llegara a ofrecer su mejor imagen. Jeckyll y Hyde en una misma representación. Si durante tres cuartas partes, la selección fue un equipo compacto, con un discurso convincente, con momentos incluso brillantes, con un papel destacado para sus estrellas como Navarro, Rudy y Marc, en los últimos 10 minutos se desconectó contra todo pronóstico. Se fundió sin remedio, dejando que Lituania creyera definitivamente en los milagros. Fue un decepcionante final: 12 puntos en los últimos 14 minutos,

SIN LOS TITULARES Esa transformación vino, sobre todo, por la falta de continuidad entre el quinteto titular y sus relevos. Si España se ha caracterizado siempre por la profundidad de su banquillo, ayer hubo una tremenda diferencia entre las dos unidades: 63 puntos de los 73 del equipo fueron los primeros. El trabajo de los primeros no tuvo continuidad en los suplentes que no acaban de sentirse cómodos en la cancha y acusan en exceso la responsabilidad .

Llegados al margen de los 18 puntos, con exhibiciones individuales de Gaso, Navarro y Rudy, con la impresión de que todo estaba bajo control, Scariolo hizo una apuesta por la segunda unidad. Pero esta no resistió la arremetida furiosa de los lituanos. Empezó como un pequeño aviso. Con un parcial de 0-6 que Llull cortó con un triple. Pero, la selección se había atascado, de repente, y no encontró la forma de desenredar el ovillo. Cuando Rudy y Garbajosa volvieron a la cancha (m. 32), el margen se había reducido a nueve puntos (64-55), cuando lo hicieron Marc Gasol y Navarro, el descosido sufrido ya era monumental: un parcial de 3-20 (del 61-43 al 64-63) que solo hacía presagiar lo peor, con los lituanos lanzados, con el cuchillo entre los dientes, y la selección intentado parar la avalancha, incapaz de igualar la batalla física.

"Esta derrota hace mucho pero tenemos que ser positivos. Tenemos los problemas localizados pero queda para nosotros", admitió dolido Marc Gasol. para reconocer posteriormente: "El cruce se nos ha complicado porque no es lo mismo jugar contra un tercero o cuarto que contra un primero, con equipos como Grecia o Turquía, que son siempre muy sólidos y te ponen las cosas realmente difíciles".