Para ganar a Federer en Wimbledon hay que ser Nadal y correr como un conejo y tirar golpes ganadores desde cualquier parte de la pista", dijo Marat Safin cuando le preguntaron cómo se podía ganar al número uno del mundo y en hierba. El tenista ruso acababa de perder las semifinales ante un impecable e implacable sir Roger, como le llaman los aficionados británicos. Y eso fue lo que hizo ayer Rafael Nadal durante cuatro horas y 48 minutos intensos para ganar por 6-4, 6-4, 6-7 (5-7), 6-7 (8-10) y 9-7.

La táctica era clara. Había que presionar a Federer de salida. "Hacerle dudar" había dicho Toni Nadal. Ganar el primer set era vital. Había que desestabilizar al suizo, evitar su derecha, machacarle al revés, con agresividad, fuerza, evitar los errores y esperar el momento de dar el zarpazo. Y llegó a los nueve minutos, en el tercer juego y en el primer break point. Esa rotura fue vital. Nadal salvó un break point en el siguiente juego (3-1) y ya no cedió el mando a pesar de que Federer aún dispuso de un par de puntos de rotura más en el décimo juego.

En la segunda manga, Federer reaccionó y rompió el servicio de Nadal en el segundo juego para adelantarse 4-1. No lo aprovechó. El tenista suizo se atrapó con su servicio en el séptimo juego, enfadado por las rachas de viento, y Nadal le dio la vuelta al marcador al ganar cinco juegos consecutivos. Lo peor había pasado: si Federer quería ganarle debería remontarle dos sets.

OPORTUNIDAD PERDIDA Y así comenzó la tercera manga, a pesar de que un resbalón le hizo temer por la rodilla derecha. Solo fue un susto. Nadal mantuvo la igualdad y en el sexto dispuso de un 0-40 para colocarse 5-3 que se le escapó. "Bye, bye, Federer" gritaron desde la grada. Pero entonces el campeón sacó cinco golpes extraordinarios.

Y de golpe la situación cambió. Federer salvó su servicio y después, la lluvia que obligó a suspender el partido por primera vez con 5-4 a su favor. Eso le permitió recuperar la calma. El suizo volvió a la pista dispuesto a llegar al tie break. Ahí no dio opción. El tenista suizo sacó su mejor saque para lograr cuatro aces, un punto de servicio y un golpe ganador para apuntarse la manga. La situación se repitió en la cuarta manga. Los dos mantuvieron la igualdad hasta el tie break, ninguno de los dos dispuso de un break point hasta llegar a la muerte súbita.

Nadal tomó ventaja (5-2) con dos servicios en su poder. Volvía a tener el partido en sus manos. Pero entonces cometió una doble falta absurda y mandó a la red el siguiente golpe. La ventaja se había diluido pero dos errores de Federer le permitieron disponer de sus dos primeros match balls. Pero no pudo concretar ninguno y Federer no lo desaprovechó apuntándose la cuarta manga y colocarse 2-2, 40-40 con su saque en la quinta, antes de que la lluvia obligara a una nueva suspensión. Todo había cambiado y cuando volvieron a la pista el número uno del mundo mantuvo la ventaja y dispuso de un break point en el séptimo juego que habría acabado con las esperanzas de Nadal. No lo logró y aunque siguió por delante, cada vez le costaba más sacar hasta que finalmente lo cedió tras el 7-7. No hubo más. Nadal ya no dejó escapar la gloria.