ESPAÑA (30+18+23+14): Marco (3), Navarro (11), Angulo (9), Felipe Reyes (24), Kornegay (10) -cinco inicial-, Rodríguez (3), Grimau (14), Mumbrú (5), Gabriel (4) y Hernández-Sonseca (2).

BELGICA (11+17+17+21): Moors (2), Desaever (20), Lauwers (6), Hervelle (8), Jorseen (5) -cinco inicial-, Dupont (3), Tshomba (-), Van der Keere (6), Stas (10) y Buja (6).

ARBITROS: Leeman (SUI) y Williams (ENG). Excluyeron por personales a Lauwers (m.35).

INCIDENCIAS: Partido de la novena jornada de la fase de clasificación para el Europeo de Suecia 2003.

La selección más joven de la historia volvió a confirmar que el baloncesto español puede mirar al futuro con optimismo gracias a hombres como Felipe Reyes -24 puntos y 9 rebotes-, Roger Grimau y los demás jóvenes que Moncho López ha convocado para culminar la recta final del Preeuropeo 2003.

El rival, Bélgica, era una invitación para que los novatos disfrutasen de minutos y cogiesen experiencia. Los belgas han sido capaces de tumbar a Israel en un choque que el cuadro israelí tardará mucho tiempo en olvidar, pero su peso dentro del concierto internacional es mínimo.

Felipe Reyes encarriló el compromiso en un primer cuarto pleno de acierto donde, una vez más, expuso las enormes condiciones que le están convirtiendo, día a día, en una de las referencias de la canasta nacional. Los doce puntos que anotó en el primer corte del partido sentaron los cimientos del 30-11 que la selección firmó para empezar.

Bélgica pasó sin pena ni gloria por Murcia, como era de esperar. Ya había perdido por quince puntos en la primera vuelta (63-78) y en Murcia se libró de la paliza porque los jóvenes de Moncho López y ´Chichi´ Creus, al menos en esta ocasión, demostraron mayores complicaciones que los veteranos para mantener la concentración hasta el final.

La selección mantuvo una buena intensidad durante los tres primeros cuartos a pesar de la diferencia que había en el marcador y también pudo comprobar la buena adaptación de Grimau, la seriedad de Javi Rodríguez o las ganas de Kornegay.

Los más experimentados ni siquiera tuvieron que dar tranquilidad porque la savia nueva conserva la frescura y el descaro. Sólo en el último cuarto disminuyó el ritmo de España.