El Espanyol se clasificó para jugar la final de la Copa del Rey ante el Zaragoza después de empatar a cero en Riazor y hacer valer así su victoria en el partido de ida en Montjuic (2-1). El cuadro espanyolista alcanza su segunda final copera en los últimos seis años.

El Deportivo de La Coruña dominó todo el partido, pero el cuadro de Joaquín Caparrós exhibió de nuevo la misma ineficacia goleadora de toda la temporada. Ni Munitis ni Arizmendi, de forma consecutiva, supieron aprovechar sus ocasiones ante el portal de Kameni, que se convirtió en el mejor de su equipo.

Tras el descanso, Joaquín Caparrós decidió dar salida a Diego Tristán para intentar abrir huecos en la zaga visitante. Sin embargo, la falta de ideas en la creación de juego coruñesa facilitó el trabajo de contención del Espanyol.

En Riazor se vivió el ambiente de las grandes noches europeas, pero el Deportivo volvió a echar de menos la dirección de Juan Carlos Valerón y los goles de un ´9´ en forma.