MARIN PEIXEGALEGO: Ferreiro (2), García (-), Podkovyrov (-), Azotam (2), Medori (6), Blair (18). También: Jorge Suárez (1), Izquierdo (-), Rogers (18), Adon (11), Rapier (11), Rey (-).

CACERES PATRIMONIO: José Antonio Marco (14), Ben Mockford (12), Añaterve Cruz (15), Fernando Fernández (16), Mansour Kasse (2). También:Guillermo Corrales (6), Luis Parejo (7), Rolandas Jakstas (-), Carlos Toledo (-) y Brandon Sebirumbi (11).

PARCIALES: 14-25, 36-42, 49-66 y 69-83.

ARBITROS: López Córdoba y González Zumajo.

Eliminados: No hubo.

Marín Peixegalego y Cáceres Patrimonio de la Humanidad ofrecieron un interesante partido con dos tiempos bien diferenciados, con las espadas en todo lo alto tras los dos primeros cuartos.. Sin embargo, tras el paso por los vestuarios sólo existió un equipo en A Raña, el extremeño, que superó en todas las facetas del juego a su oponente y se llevó al final la victoria de manera merecida, pero también plácida.

Comenzó mucho mejor el partido Cáceres. Más metido en cuestiones defensivas, con mayor tensión en la presión y en definitiva más atento y sin perder de vista su aro. Eso le permitió coger con rapidez una ventaja inicial de 0-4 que no sentó nada bien a las filas gallegas, que en los minutos siguientes dieron claras muestras de nerviosismo a la hora de hacer circular la pelota. Pérdidas que trajeron consigo una renta mayor para los visitantes, que se fueron de siete en apenas dos minutos de juego. Esa diferencia se mantendría durante muchos minutos del primer cuarto, incluso más allá de las primeras rotaciones o del primer tiempo muerto pedido por le técnico local.

El partido se igualó mucho más y de hecho los dos se repartieron entonces los errores, pero lo cierto es que los locales no encontraban el camino correcto en ataque y ninguna de las variantes les funcionaba. Tampoco los lanzamientos desde larga distancia, que fue cómo comenzaron anotando en el choque pero que ahora no entraban ni de casualidad. Sólo en el tramo final el marcador se aceleró y sucedió para aumentar la ventaja visitante con un Fernando Fernández muy acertado.

Los once de ventaja visitantes dejaban pocas opciones a los locales y ahora se veían obligados a jugar arriesgando más de lo deseado. Les salió bien en los primeros compases pero Ben Mockford frenó la euforia con dos canastas muy buenas, una de ellas un triple. El encuentro se puso bonito, con constantes idas y venidas entre dos equipos que buscaban la victoria con ambición. Marín Peixegalego apretó lo indecible y mejoró sus porcentajes de acierto en el tiro, también desde la larga distancia, con lo que llegó a recortar y colocarse a cinco puntos durante varias fases. Pero el marcador hacia la goma y nuevamente en el tramo final del segundo cuarto, justo antes del tiempo de descanso, Cáceres Patrimonio de la Humanidad estuvo más acertado y tranquilo, con la pausa necesaria para frenar el ímpetu rival y conseguir hacer daño a su oponente, con lo que la ventaja se quedó finalmente en seis.

Ñete Bohigas sabía que la victoria pasaba por controlar la pintura y mantener el ritmo de anotación del primer cuarto. El equipo salió mentalizado de ello y se fajó con generosidad en el esfuerzo físico, pero lo cierto es que el reinicio fue muy movido, con canastas en ambos lados y un Fernández cogiendo la responsabilidad entre los extremeños. Así, sin hacer demasiado caso a la táctica, los jugadores se enzarazaron en un juego ofensivo que pasaba por colpear primero y protegerse después.

En esa batalla apareció la alargada figura de José Antonio Marco, que castigó duramente a la escuadra local con sus lanzamientos lejanos al aro. El resultado fue que al término de este tercer cuarto el Cáceres se había marchado como nunca en el marcador, 49-66.

El último acto dio comienzo con un equipo local apurado, sabedor de que apenas tenía margen de error si quería sacar algo positivo. Los extremeños siguieron muy enchufados, con Corrales y Cruz uniéndose a la fiesta de los triples, e incluso las rotaciones mejoraron las prestaciones del grupo.

El reloj seguía corriendo, cada vez quedaba menos para conseguir la victoria y otro triple de Aña Cruz colocaba el 59-77 a falta de cinco, demasiada azaña para un Marín que sólo en el comienzo había demostrado poder competir de tú a tú con su rival, por lo que el final del encuentro sería plácido y cómodo para un conjunto extremeño que acabó exhibiéndose totalmente.