Huang Pei-Hung es uno de los pocos deportistas asiáticos que se gana la vida en España. Lo hace en el Electrocash Cáceres Patrimonio de la Humanidad, que milita en la Superliga de voleibol masculino. Es 'el chino', aunque estrictamente no sea de esa nacionalidad, sino taiwanés. China y Taiwán tienen un conflicto territorial desde hace décadas sobre el que el jugador prefiere pasar de puntillas: "Es todo política".

A sus 26 años, está viviendo su primera experiencia fuera de su zona de confort. No tenía ninguna necesidad de hacerlo. Internacional absoluto, podía estar ganando más dinero en las ligas asiáticas, pero prefirió vivir una experiencia distinta. "Llevaba 15 años en el voleibol allí y quería experimentar una cultura diferente, un tipo de juego distinto. Y preferí venir a España", cuenta.

Pei-Hung es apreciado por sus compañeros, que destacan su capacidad de trabajo y respeto, nada ajeno al prototipo del lejano oriente. Y él también está contento ("Cáceres es una ciudad bonita, con un clima agradable"), aunque está teniendo que lidiar con algunos problemas de adaptación.

"Es mi primera vez en Europa, así es que está siendo duro para mí. Estoy intentando adaptarme porque todo es distinto", apunta. Se llevó una buena decepción cuando se dio cuenta de que no muchos españoles se comunican con fluidez en inglés, el idioma en el que él se maneja en el día a día. "Me cuesta encontrar gente con la que hablar. Y el español es muy difícil de aprender para mí", sostiene.

También ha tenido que encarar una dificultad que, por otra parte, sí esperaba: el estilo del voleibol asiático es distinto al europeo. "Allí el juego es más táctico. Aquí va todo más por zonas asignadas a cada jugador", resume. El es colocador, un puesto fundamental porque tiene que intuir rápidamente dónde están sus compañeros en cada momento para ponerles buenos balones. "Quedarme en Taiwán hubiera sido lo fácil para mí, pero preferí venir aquí. Me están ayudando mucho. Me encanta el entrenador Raúl Rocha. Siempre está muy pendiente de mí, desde que llegué, siempre está ayudándome a entender la diferencia entre los dos mundos", destaca.

Está llevando 'regular' los largos viajes que el Electrocash afronta cada dos fines de semana, siempre en autobús a lugares tan remotos con Almería, Castellón o Teruel. Pero no pierde la sonrisa. "Estoy contento con la temporada que estamos haciendo. Si ganamos los dos próximos partidos, el del Mediterráneo en casa el sábado y el del Vecindario el día siguiente que teníamos aplazado, nos podemos meter en la Copa del Rey", asegura.

Lo último, entre risas, para los amantes de las curiosidades: "No, no he ido todavía a ningún restaurante chino de aquí, pero ya sé que la comida tampoco se parece mucho a la que ponen allí. Lo mismo pasa con las tiendas 'de chinos'. Allí no las hay así".