Francisco López Alfaro (Osuna, 1 de noviembre de 1962) consume sus últimos días en Almendralejo. El hasta ahora entrenador del Extremadura se marcha. Y lo hace sin ira, sin rencor alguno y hasta agradecido. Eso sí, con la espina clavada de no haber conseguido finalmente el objetivo que se marcó.

¿Con qué sensación se va?

--Con una mezcla de tristeza y decepción, con una sabor de boca un tanto amargo. Pero básicamente porque me duele no haberle podido dar el ansiado ascenso a una afición que me impresionó desde el primer día que llegué a Almendralejo.

¿Para tanto fue?

--Lo de la presentación del equipo fue alucinante. Eso no lo voy a olvidar nunca. Por eso me duele especialmente.

Pero buena parte de esa misma afición fue muy crítica con usted...

--Bueno, hay que aceptarlo. No soy perfecto, me he podido equivocar. Es más, seguro que lo he hecho. Pero también puede asegurar que me he dejado la vida en cada entrenamiento, en cada partido y me voy con la conciencia absolutamente tranquila.

¿Rencor, dolido...?

--En absoluto, dejo muchos amigos en Almendralejo y esta ciudad y este equipo siempre tendrán un lugar en mi corazón.

El verdadero motivo de su marcha es...

--Que he cumplido un ciclo, que no he podido conseguir el objetivo que nos marcamos por cosas que ahora no vienen al caso y que hay que buscar otros objetivos, otros horizontes. No hay ningún otro motivo oculto. Es cierto que yo le expuse la posibilidad al presidente y también que debió parecerle bien.

¿Cuál es su próximo destino? ¿Tiene alguna oferta?

--Vamos por partes. Mi próximo destino es mi casa en Sevilla con mi mujer y mis tres hijos. Tuve alguna oferta, pero estaba comprometido con el Extremadura y soy persona a la que le gusta cumplir su palabra. Hoy no hay nada, mañana Dios dirá.

¿Algún mensaje para la afición del Extremadura?

--Un poco lo del principio. Que me ha impresionado, que se merece lo mejor por su categoría, por su implicación con el equipo y su apoyo. Y que me gustaría disculparme ante ellos por no haber podido darles lo que merecían. Hemos trabajado por ello, pero no lo conseguimos. Que sigan apoyando así y que al próximo entrenador que venga lo intenten comprender y le ayuden mucho.