Esto se complica. El Cáceres 2016 se enfanga y se introduce de lleno en la zona pantanosa de la LEB tras el inesperado tropezón de anoche ante uno de los colistas. El Aguas de Calpe, un equipo menor aunque muy mejorado últimamente por los fichajes y el cambio en la estrategia, no entraba en los cálculos como previsible enemigo en la parte final del campeonato, pero ya está a dos triunfos y el margen se estrecha: seis contra ocho. Y todo, gracias a un mal día y un pésimo final que ójala no tenga consecuencias trágicas, como deseaban tras el monumental disgusto los más fieles aficionados.

El nuevo ejercicio de limitación baloncestística se vio empujado por la ausencia de uno de los dos americanos, Kerry Blackshear. En un equipo como el Cáceres, no tener a un yanki , aunque sea de los baratos, es harto peligroso y el desastre puede ser un hecho. Y así sucedió. Mientras el triángulo Dani López-Juanmi Morales-Josh Asselin funcionó, nada parecía que conduciría al abismo. Pero cuando alguno de ellos bajó sus prestaciones, la ausencia del 7 verdinegro se hizo notar, especialmente teniendo en cuenta que ni Nando Vicario ni sobre todo, Iván Humanes --qué ocasión fallida para reivindicarse-- estuvieron acertados en el lanzamiento.

QUEJAS Y CARENCIAS Tuvo el Cáceres la habitual fatalidad de los últimos minutos. Su entrenador, Ñete Bohigas, se quejó amargamente del arbitraje y puede que también desde la mesa no se contribuyera demasiado a la hora de contabilizar los segundos finales. Pero, por encima de actuaciones de los actores secundarios del espectáculo, está la dificultad que entraña sacar adelante un equipo muy justito, al que pueden empezar a afectar factores paralelos a lo puramente deportivo.

Tuvo el Cáceres en su mano el partido, pese a todo. El partidazo de Dani López, el arrollador inicio de Juanmi y el poderío de Asselin bastaban para dominar a un Calpe con urgencias. Por ello los parciales fueron casi siempre locales (27-18 el primero), pero los alicantinos también tenían a su trío de lujo: Mills-Maile-Virgil, al que habría que añadir al ex Isma Torres, capital ayer.

El partido, en fin, se fue complicando, al punto de que en el último cuarto los alicantinos se fueron por delante con tres puntos (64-67). Las alternativas fueron constantes y nada bueno se intuía con la marcha anticipada de Asselin. Con Antelo ignorado y Moya hundido en su impotencia --qué bajón el suyo este año y qué bien le vendría más banquillo-- el partido fue un cara o cruz final. Toca sufrir, y mucho.