Puede que su carrera no sea comparable, estadísticamente y por presencia en la élite, a las de César (Zaragoza), Morientes (Valencia) Ito (Espanyol), David Cortés (Getafe) o Juanma y Edu Moya (Recreativo de Huelva). Pero Abel Camacho (Los Santos de Maimona, 21-1-1973) arrastra tras de sí un historial tan digno como prolífico, que ha completado con dignidad y clase, tanta como la técnica que le ha distinguido como un excelente lanzador de faltas.

"Esta es mi última temporada, sin duda". El jugador, quizá el ´8 de más calidad que haya dado la comunidad a lo largo de los últimos 20 años, anuncia en este diario su doble decisión: cuelga las botas a final de temporada y se pasa a los banquillos en exclusiva.

En efecto: Abel tiene decidida su retirada del fútbol en activo, pero seguirá con una faceta que, durante los últimos dos años, ha compaginado con su propia presencia en el césped. Ha sido, cómo no, en el equipo de su pueblo, y en su club, La Estrella. El y su hermano David han llevado las riendas de una entidad modesta a la que ha situado en una de las mejores clasificaciones de su historia dentro de un club, a su vez, no menos histórico: La Estrella es el único extremeño que ha jugado las 25 temporadas disputadas en Tercera División.

Abel, tras ingresar en el Sevilla a los 14 años, debutó en Primera con 18 de la mano del mítico técnico argentino Carlos Salvador Bilardo. Compartió vestuario con el dios Maradona, del que guarda imborrables recuerdos y una foto con él en el Bernabéu, "que es mi mejor trofeo en todos estos años", dice con orgullo.

El resto

Pero su estrella en el Sevilla se apagó con la marcha de Bilardo ("estoy seguro que hubiera jugado mucho si hubiera seguido", dice). Después, Luis Aragonés no confió mucho en él, pese a que jugó amistosos, y su carrera derivó a distintos clubs: Córdoba, Extremadura, Cacereño ("cuatro años muy buenos", afirma), Recreativo de Huelva, Linense, Don Benito, Granada, Díter Zafra y La Estrella los dos últimos años.

Entre medias de todo ello, muchas anécdotas y vivencias, casi todas ellas en positivo, pero sobre todo, dice, "las amistades, que para mí es lo mejor del fútbol". Y algo más, no menos importante para él: a su novia, Raquel, la conoció en Cáceres.

Ahora se ha metido también a empresario: ha montado una empresa, PVC del Soroeste, guiado por su padre, el histórico presidente de La Estrella Rafael Camacho (sus 5 hijos han jugado en La Yeyi ) para guardarse las espaldas, aparcando la enseñanza, su otra alternativa, ya que es diplomado en Magisterio.

Declarado admirador de los métodos de Rafa Rincón Rus (ahora en Díter), piensa en su paso al banquillo. "Tras un periodo de prueba, está claro que esto me va bien", dice para aputnar después su filosofía como técnico: "Me gusta estar cerca del jugador y trabajar lo psicológico. Hablar con ellos, darles libertad".