PORTUGAL - 2: Ricardo, Bosingwa, Pepe, Ricardo Carvalho, Paulo Ferreira, Joao Moutinho, Petit, Deco (Fernando Meira, m.92+), Cristiano Ronaldo, Simao (Raúl Meireles, m.83) y Nuno Gomes (Nani, m.69).

TURQUIA - 0: Volkan, Hamit Altintop (Semih Senturk, m.76), Servet Cetin, Gokham Zan (Emre Asik, m.55), Hakan Balta, Kazim, Emre Belözoglu, Mehmet Aurelio, Mevlüt Erdinc (Sabri Sarioglu, m.46), Tuncay Sanli y Nihat Kahveci.

GOLES: 1-0, m.61: Pepe. 2-0, 93: Meireles.

ARBITRO: Herbert Fandel (ALE). Mostró tarjeta amarilla a los turcos Kazim, Gokham Zan y Sabri Sarioglu.

A Cristiano Ronaldo le espera todo el mundo, pero nunca se sabe si llegará o se quedará a medio camino, enredado en alguna de sus bicicletas. Entretanto, mientras el chico más deseado se pone guapo para seducir de una vez por todas a Europa, un tipo sin una pizca de glamour, un defensa, Pepe, el de los 30 millones, sacó a Portugal del primer apuro haciendo el trabajo de Ronaldo y alguno más. Abrió el camino ante Turquía, que Meireles redondeó con el tiempo cumplido (2-0), un primer paso para un equipo que no tiene la vida fácil. Juega sin portero y sin delantero centro. Pero tiene a Ronaldo, pero casi nunca al Ronaldo del Manchester.

La Eurocopa ya está en marcha, aunque el estreno no dio para mucho. La República Checa, que se deshizo con apuros de Suiza, está lejos de ser aquella exquisita sorpresa que llegó a la final en Inglaterra y que cayó por culpa de aquel triste invento del gol de oro. Y, ya se sabe, si es cuestión de vida o muerte, no hay nada que hacer cuando anda por medio Alemania. Sin Nevded, aquella generación ha pasado a mejor vida, y no es fácil que dé mucho de sí por más que Cech le guarde las espaldas.

Portugal, en cambio, da para más ni que sea por una cuestión de estilo. Con tipos como Ronaldo, Deco, Moutinho, Nani, Quaresma y compañía siempre hay que esperar algo especial.

UN GRAN PEPE Pero anoche no acabó de llegar. Tampoco tuvo suerte, es verdad. Tres postes, dos de Nuno Gomes, el eterno goleador portugués, el único legado después del inmortal Pauleta, dejaron a Turquía viva hasta que el defensa Pepe, el futbolista del Real Madrid, se sintió Franki Beckenbauer y se cruzó el campo hasta la portería.

Antes ya había marcado otro, que el árbitro anuló. O dice mucho de él o muy poco de los demás, entre los que Deco ofreció los mejores pases, aunque acabó asfixiado. Segundos antes del pitido final, Meireles marcó el 2-0 definitivo.

Pisó el césped Cristiano Ronaldo, la vedete, el bailarín de claque, el ciclista sin bici, el chico por el que se pelean ellos, los clubs, y ellas, las fans. El rey que le debe su mejor corona a John Terry, a la lluvia y al barro de Moscú. Pues eso, que entró el guapo de esta película y el mundo no se detuvo. A Fatih Terim le traen sin cuidado los malabarismos de Ronaldo. Alguien que se siente a gusto cuando le llaman Napoleón no está para monsergas. Y así ha construido su Turquía, dispuesta para cualquier batalla, por dura que sea, y a intentar hacer un buen papel en este campeonato.

Así que nada de bailes, aunque tampoco ellos están para danzar y ni siquiera Nihat pudo darle un plus a un equipo que tampoco parece llamado a dar sorpresas. Atado en corto, Ronaldo no dio para mucho más que un par de carreras, una falta que el portero desvió al poste y poco más. En el Mundial, ya le pudo la ansiedad. Ahora, mucho más hecho, debería engrandecerse.

A Scolari también le va la pelea, pero juega desde el banquillo, manos arriba, manos abajo, una queja, otra, media vuelta y otra vez, en un show inacabable que, a menudo, le da un aire de Louis de Funes, aunque no esté para bromas. A él no le vale más que ganar y a eso va.