Antes de cualquier valoración sobre como afronta el Moralo la nueva temporada, es necesario tener algunas cosas en cuenta. El club de Navalmoral estuvo muy cerca de desaparecer y por tanto nada de lo que le pase ahora podrá ser peor que aquello. Además, sus salvadores no fueron otros que los propios futbolistas, que se hicieron cargo del club cuando nadie más quiso hacerlo. Luis Modesto Rubio encabeza una directiva que completan el entrenador y media docena de jugadores, un caso extrañísimo en el fútbol mundial. Por tanto, con sus directivos-futbolistas y un presupuesto (90.000 euros) de nuevo a la baja el Moralo es casi un milagro andante. Durante semanas se dudó si saldría en competición.

Eso sí, ahora el conjunto de la capital del Campo Arañuelo es una auténtica balsa de aceite, muy lejos de la continúa convulsión en la que vivía hace unos meses.

Se han normalizado las relaciones con el Ayuntamiento y otros clubs de Navalmoral, tensas en el pasado por la utilización del Estadio Municipal. La plantilla tiene trece jugadores del pasado año y se ha reforzado aparentemente bien. Carlos Sánchez Escribano dirigirá al equipo por cuarta temporada consecutiva con la permanencia como único objetivo. Los tiempos de estar arriba pasaron.