Ni se han silenciado los motores ni se ha detenido la actividad en los despachos, ni se ha dejado de investigar en los estudios de diseño y, quién sabe, si de espiar. Tampoco se ha detenido la evolución de los coches, ni la contratación de jefes de equipo, ingenieros y pilotos, ni mucho menos se sabe, a estas horas de la película, quién es el auténtico campeón del mundo. El título, en poder del finlandés Kimi Raikkonen y Ferrari, podría cambiar hoy mismo de manos e ir a parar a las de Lewis Hamilton. Pero nadie cree que se acepte la reclamación de McLaren.

La F-1, que lleva dos días tomándole el pulso al 2008 en Montmeló, con un Michael Schumacher pletórico, arrollador y liderando todas las sesiones, cierto, en ausencia de Raikkonen, Hamilton y Fernando Alonso, el gran desaparecido, sigue echando humo y dispuesta, en la pista o fuera de ella, en los talleres o en los despachos, a acaparar la atención del mundo entero. Tanto que hasta el propio Bernie Ecclestone, propietario del gran circo, ha lanzado una seria amenaza: "Si la Federación Internacional del Automóvil le arrebata el título a Raikkonen y se lo entrega a Hamilton, me planteare seriamente abandonar el deporte de mis amores".

RENAULT O RED BULL El heptacampeón de todos los tiempos se deja querer en Montmeló: "¿Volver?", se preguntaba ayer elevando una de sus cejas, "no creo porque, hoy por hoy, no hay ningún volante libre" (¡no dijo que no!). El bicampeón de los últimos años anda oculto en algún paraiso playero mientras su mánager, Luis García Abad, acudía a recoger ayer a un ejecutivo japonés en Barajas (¿de Honda? ¿de Toyota?). Y las escuderías continúan buscando soluciones a los nuevos retos que se les plantearán en el 2008, cuando los monoplazas tengan menos ayudas electrónicas al pilotaje y, por tanto, las manos del piloto cuenten más que nunca.

Todo el mundo está pendiente de Alonso, que sigue teniendo como prioridad un contrato anual, muy probablemente con Renault o Red Bull. Muy pocos creen que la llegada del cerebro británico Ross Brawn a Honda provoque un vuelco en el mercado del que se beneficie el bicampeón asturiano, cuyos asesores continúan diciendo que "esto va para largo".

LA MISMA PUNTUACION Lo que no va para largo, pues se conocerá hoy, será la decisión de la Corte de Apelación de la FIA sobre la reclamación presentada por McLaren-Mercedes contra las escuderías BMW y Williams por haber utilizado, en el último y decisivo Gran Premio de Brasil, una gasolina cuya temperatura estaba desajustada, más o menos, unos cinco grados. Ecclestone ya debe saber que el título no cambiará hoy de manos pues difícilmente se hubiese atrevido a lanzar, en el diario The Times ese órdago a lo grande, de sospechar que Max Mosley, el presidente de la FIA, podía seguir liándola.

"Nosotros no queremos que nos regalen el título", comentó ayer Martin Whitmarsh, administrador de McLaren, "simplemente perseguimos que se aclara una laguna que tiene el reglamento para saber cómo se aplicará esa norma en el 2008".