El Cáceres 2016 fue dueño y señor del partido desde su inicio hasta el final y su triunfo por sólo 14 puntos (68-82) quizá no evidencia la superioridad que ejerció frente al Cantabria Lobos. La victoria otorga tranquilidad a los extremeños, que afrontarán con menor presión su próximo encuentro en casa ante el Valls (domingo, 12.30 horas).

El protagonista fue Kerry Blackshear, que pese a salir de una lesión no erró uno solo de sus tiros a canasta y fue el máximo anotador, con 19 puntos.

El primer equipo en cobrar las primeras ventajas fue el Cáceres, que en el minuto 6, lograba doblar el tanteo (6-12). Sus hombres de interior no encontraban muchos problemas para conseguir canastas fáciles debajo del aro rival ante la endeble defensa local, incapaz de parar a Ramón Moya o Josh Asselin. Al final del cuarto, 14-22.

Una canasta de Nando Vicario y el acierto de Blackshear desde la línea de tiros libres dieron un parcial de 0-6 al comienzo del segundo cuarto (14-28).

SIN APUROS Cáceres encontraba la recompensa a su mejor baloncesto, dominado el ritmo del partido. El Cantabria supo revolucionar el partido. Un triple de Wallace, un par de canastas de Lluis Martínez unido a un periodo de sequía anotadora de los extremeños les llevo a reducir la ventaja a un 25-33 (m.15). Tras un tiempo muerto de Bohigas, el conjunto visitante volvió a apretar el acelerador y volvieron a despegarse (34-39, descanso).

El comienzo del tercer cuarto, con el quinteto inicial en cancha, no dio opciones al Cantabria Lobos y con un parcial de 3-9 llevó la diferencia por encima de los 20 puntos (37-58).

El conjunto cántabro pareció volver a meterse en el partido gracias a un cierto relajamiento cacereño (49-60, m.28). Bohigas volvió a pedir un tiempo muerto que dio dividendos inmediatos. Un resultado de 49-67, devolvió la tranquilidad al banquillo extremeño para afrontar con cierta tranquilidad el último cuarto.

Llegar a la recta final con 18 puntos es tener el partido resuelto. El cansancio y la desventaja no fueron los mejores aliados del Cantabria, que no encontraba soluciones en ataque.

Sus jugadores comenzaron a hacer la guerra por su cuenta. Buscaron desesperadamente maquillar el resultado. El Cáceres se dedicó a aguantar las acometidas del Cantabria, no permitiendo que se redujera su ventaja que fue oscilando entre los 14 y 18 puntos. La presión que ordenó el entrenador cántabro a sus hombres sólo sirvió para prolongar el partido por la señalización de personales y evitar una victoria más cómoda todavía de su rival.