Sé que suele ser habitual, pero me da igual. A uno le parece una broma de muy mal gusto que se hagan públicas y que incluso se cuantifiquen las clasificaciones después de suspenderse una prueba automovilística en la que ha habido un muerto y tres heridos. Esto ha ocurrido en el Rally Norte de Extremadura. El gesto no deja de ser una enorme metedura de pata, que en absoluto dignifica la condición humana. Este periódico se negó ayer, dentro de la amplia información de la que se disponía y las dos páginas dedicadas al suceso, a publicar una sola línea sobre quiénes fueron los ganadores. ¡Qué más da! ¿Acaso se ha perdido la sensibilidad o, mejor, la humanidad, en la mismísima filosofía que debe presidir el deporte? Corren tiempos de cambio en el este siglo XXI tan distinto, sí, pero me resisto a creer que el ser humano sea cada vez más cruel consigo mismo. Lo dicho: un cero como la catedral de Plasencia para la falta de sensibilidad, aunque se haga lo legal.