Carmen Castaño, que durante las tres últimas temporada ha sido jugadora del Extremadura Arroyo 30 en la Superliga Iberdrola de voleibol, ha decidido abandonar la disciplina del club extremeño debido a la falta de oportunidades laborales que le hubiesen permitido concretar un proyecto de futuro en su localidad de origen Arroyo de la Luz, o en su entorno.

Castaño, ingeniera telemática, e integrada en la plantilla cacereña desde la campaña 2014-2015, ha decidido aceptar una oferta del Servicio de Salud de las Islas Baleares, donde ya en el pasado ejerció como consultora y jefa de Proyectos de Implantación de Servicios Sanitarios.

La jugadora reconoce que su objetivo era. «después de volver de Mallorca, echar raíces en Extremadura, pero la falta de oportunidades laborales en mi campo, unido a que posibles colaboraciones de consultoría estratégica en el entorno de la gestión deportiva no han cuajado, han propiciado que me decantara por la opción de volver a las Baleares».

Carmen Castaño define las tres últimas campaña en el club cacereño como «un regalo», a pesar de que las dos últimas temporadas en la Superliga Iberdrola «no fueron fáciles, pero aun así he disfrutado como una juvenil en este periplo por la élite del voleibol español».

La ya exjugadora del Arroyo ha armonizado su faceta como jugadora con la de entrenadora de equipos de base del Extremadura Arroyo 30, asegura que «ha sido un lujo poder trabajar al lado de gente como Carmen Fernández (segunda entrenadora), Judith Pérez (directora técnica) y sobre todo con Adolfo Gómez (entrenador y presidente de la entidad de Arroyo de la Luz), quien me dio la oportunidad de cumplir mi sueño de jugar en Superliga».

Una situación similar atraviesan otras jugadoras, como Yohana Rodríguez, que aunque trabajo en la región, la temporada pasada ya tuvo algunos problemas para compaginar su trabajo con los entrenamientos, y aún hoy sigue replanteándose su futuro, aunque sus ganas e ilusión por el Arroyo son un ‘arma’ a favor del club, que la próxima campaña regresa a la Superliga 2 con la misma ilusión que si estuviese compitiendo en la élite. Es el sello del Arroyo, un club modélico en muchos aspectos.