Tiene mucho mérito, un mérito increíble, lo que ha logrado Gerard Farrés (Manresa, 24 de març de 1979) en este último Dakar, al concluir en tercera posición en el apartado de motos, muy cerca del ganador, el británico Sam Sunderland, oficial de KTM. Farrés, que lleva más de 10 años en esto, que ha sido mochilero de Marc Coma y Chaleco López, es, sin duda, el hombre más feliz del mundo pues, a sus 37 años, se ha subido al podio del rali más duro del mundo.

-¿Cuál ha sido la clave de su mejor resultado en el Dakar? Lo más importante es que tras la primera semana estábamos quintos, lo que nos daba opciones de poder hacer algo grande. No obstante, en la segunda semana siempre corrimos el riesgo de que las cosas dieran un vuelco inesperado. El salto podía ser hacia adelante o hacia atrás con muy poca diferencia. Así que la regularidad ha sido la principal clave de este resultado. Eso y el gran trabajo en equipo que han hecho todos mis compañeros en todo el rally pero, especialmente, durante las últimas tres o cuatro etapas.

-¿Cómo gestionó la presión en los días decisivos? Lo ideal era encontrar el punto medio entre dar mucho gas y no arriesgar más de lo necesario. Aquí lo importante es competir bien y eso quiere decir hacer las cosas bien. Lo que no tiene sentido es correr a lo loco. El Dakar no se puede correr a lo loco, tienes que pensar solo en que cada día corres una carrera y esa es la única que te debe preocupar. Ahí hemos encontrado una gran motivación, porque cada día era una pequeña gran recompensa que te permitía afrontar la siguiente etapa con más optimismo que presión. No obstante, con la moto que tenemos hemos podido luchar contra los mejores y eso nos ha exigido correr mucho, como se demostró, por ejemplo, en la última etapa.

-¿Cambiaría algo de estas dos semanas de competición? Siempre hay cosas que se pueden mejorar, y en esta carrera todo el mundo comete errores, y el equipo es muy bueno en eso, porque todos aprendemos de todos cada día. Pero teniendo en cuenta que esto es un Dakar y que nos tiramos ocho o diez horas en moto durante dos semanas, así que la posibilidad de cometer errores está siempre ahí. Lo importante es que en este equipo todos trabajamos para mejorarlos.

-¿Qué secuelas le ha dejado este Dakar tan duro? En este sentido también hemos tenido suerte y hemos hecho las cosas bien. Porque he caído muy poco, creo que solo un par de veces y a una velocidad muy lenta, lo que demuestra que hemos competido realmente bien, sin pasar nuestras posibilidades pero peleando con los mejores. Lo único que tengo ahora es una pequeña infección en la mano derecha por un pinchazo con alguna planta o algo que tuve en la última etapa. Se me ha hinchado bastante la mano pero la tengo bien. En cuanto a la moto tengo que decir que desde el segundo día, cuando tuvimos la avería más importante, no hemos vuelto a tener problemas graves y los que ha habido (como con los dispositivos de navegación) hemos conseguido superarlos.

-¿Cómo vivió el momento de subir al podio? Sobre todo te llena una gran alegría por haber terminado la carrera y estar acompañado de tu equipo después de tanto trabajo de todo el equipo. Después empiezas a pensar en lo que ha costado llegar aquí, en todo lo que he peleado personalmente y en los esfuerzos que ha tenido que hacer mi familia. Entonces te sientes realmente feliz. Es una sensación muy especial.

-¿Cuándo empezará a pensar en el 2018? Como mínimo voy a intentar no tenerlo en la cabeza durante las próximas dos semanas. Será difícil porque a todos nos tira esto tanto que no puedes parar de pensar en ello, pero es necesario hacerlo. Esta carrera te hace pasarlo tan mal y sufres tanto que necesitas tener unos días en los que desconectar, despejar la mente y descansar el cuerpo. Y cuando te recuperas entonces estás deseando empezar de nuevo con la preparación del próximo año.