Familiares, amigos, jugadores del Benfica, miembros de los gobiernos húngaro y portugués, así como directivos de las federaciones de fútbol de ambos países despidieron ayer en el cementerio de Gyor (oeste de Hungría) al delantero húngaro Miklos Fehér, fallecido el pasado domingo.

La ceremonia del sepelio de Fehér, quien murió debido a una embolia pulmonar durante un partido de su equipo, el Benfica, contra el Guimaraes, fue seguida con muestras de dolor.

Un avión especialmente fletado por el Benfica, con el féretro con los restos mortales de Fehér, su familia, directivos del club, técnicos, jugadores y diversas autoridades, llegó a Budapest poco después del mediodía.

Unas 170 personas, entre ellas también el entrenador del Benfica, José Antonio Camacho, así como el actual seleccionador de Hungria, el alemán Lothar Matthaeus, asistieron al sepelio.

El ministro de Deportes húngaro, Ferenc Gyurcsány, destacó "la valentía y la osadía de un joven que fue muy lejos y podría haber ido más allá en el camino del éxito. Era un gran hombre".