Feliciano López, hasta ahora la única baza del tenis español en el All England Club, se estrelló contra la solidez del australiano Lleyton Hewitt, contra el particular impacto que genera la figura del jugador oceánico y contra la propia presión a la que se vio sometido el toledano, distante durante todo el duelo de la imagen que desveló en las jornadas precedentes (6-4, 6-4 y 7-6).

La tensión que pareció invadir a la raqueta manchega desde el principio mediatizó su juego de manera determinante. Desprovisto de la solidez que suele despedir su servicio se encontró a merced del resto del oceánico, mucho más metido en el juego.

El toledano sufrió la ansiedad y el impacto del momento. Tuvo el brazo encogido en momentos determinantes. Sobre todo cuando el primer parcial era suyo. López, que sacó adelante con cierta solvencia cada uno de sus servicios iniciales rompió el de Hewitt en el sexto y se situó con 4-2. No prolongó sus expectativas y la respuesta del australiano no tardó. Cuatro juegos de una tacada para arrebatar la iniciativa y tomar ventaja en el marcador (6-4).

Hewitt, que tiene tomada la medida a los jugadores zurdos, amarró la confianza necesaria. Cómodo con su saque, no flaqueó. Rompió el de su rival en el décimo y eso le sirvió para sumar el segundo set (6-4).

El mejor tenista español sobre hierba y el que más lejos ha llegado en Wimbledon desde Manolo Orantes en 1972 no pudo prolongar la vida del partido, aunque tuteó a su rival hasta el definitivo tie break .