Lo que se dice correr, correr, Bolt todavía no ha corrido 100 metros completos. En Pekín corrió de verdad hasta los 72. En la capital alemana, llegó hasta los 95. Lo que todo el mundo se pregunta ahora es que hará el jamaicano cuando cubra a tope el hectómetro entero, al límite de sus posibilidades. Sin duda, esta es la pregunta del millón, que el propio Bolt y su entorno van a rentabilizar.

El otro héroe de Berlín, Jesse Owens, corría contra los caballos para sacarse unos dólares y le sancionaron. El supercampeón jamaicano, por el contrario, está haciendo felices a sus patrocinadores y al hasta ahora mortecino mundo del atletismo. Y, de paso, ha desatado todo un mundo de especulaciones y teorías sobre sus posibilidades y una ingente cantidad de datos sobre sus zancadas.

Basta echar una ojeada en un buscador de internet para darse cuenta de que la ciencia-ficción, cuando no la especulación, se ha apoderado de pronto de uno de los gestos mas naturales del bípedo humano, andar y correr, por obra y gracia de un jamaicano explosivo que se toma la vida y la alta competición con una alegría admirable y envidiable. ¿No será simplemente esto lo que le hace correr tan rápido?