Los accidentados entrenamientos del GP de Australia confirman que la próxima madrugada se dará el banderazo de salida a una temporada mucho más emocionante y espectacular (5.30 horas, Tele-5). Es verdad que los Ferrari y McLaren dominan, que sacan un mundo al resto, pero los cambios en el reglamento han abierto una puerta a las sorpresas. La ausencia de las ayudas electrónicas otorgan un papel más protagonista al factor humano, los errores se suceden y por ahí pueden encontrar los mejores pilotos la forma de romper la tiránica jerarquía tecnológica de los monoplazas. A ese clavo se aferra Alonso para mejorar esa horquilla entre el sexto y el decimotercer puesto en el que le encajaron las dos mangas de entrenamientos.

DIA MOLESTO El intenso calor (38 grados) y el fuerte viento dificultó aún más las prácticas en las que las salidas de pista fueron continuas. No se libró nadie, aunque los mejores como Kimi Raikkonen, Fernando Alonso o Lewis Hamilton pisaron menos veces la grava, y otros, como Felipe Massa, Nelsinho Piquet, Timo Glock o Adrian Sutil acabaron la sesión en aparatosos trompos.

Decía Niki Lauda que "hasta un mono puede pilotar uno de los F-1 actuales". Pues bien, esa exageración se ha quedado atrás con la prohibición de utilizar el control electrónico de tracción y de reparto de frenada. Este año es muy difícil completar una vuelta sin un solo error; repetir dos iguales resulta casi imposible y los monitores de tiempos de Albert Park fueron testigo de la irregularidad de todos los pilotos. Es verdad que la pista estaba muy sucia, que el viento hizo más difícil la conducción, pero la percepción de que algo ha cambiado es general.

Menos mal, porque "Ferrari y McLaren están, en efecto, en otro mundo", confirmó ayer Alonso, recordando que durante la sesión de la mañana se quedó a casi dos segundos de ellos y en la de la tarde a segundo y medio. Y entre los grandes se repite la misma sensación que en el invierno, el mismo panorama que el año pasado: Ferrari va mejor en tandas largas y McLaren a una vuelta. Por detrás, muy por detrás, las cosas están muy igualadas. BMW --Nick Heidfeld sufrió problemas hidráulicos-- no parece tan fuerte como se presumía y Renault, Williams, Red Bull e, incluso, Toyota andan en un pañuelo. "Unas veces estamos delante, otras más atrás. Yo soy el primero en querer que llegue la crono para saber realmente dónde estamos", dijo Alonso.

La crono no es el mejor escenario para el R28 del bicampeón. "No es que el coche caliente mal los neumáticos, es que es difícil de conducir y tardas unas vueltas en coger confianza", desvela Alonso, que no tiene claro poder llegar a la tercera manga de la crono a la que acceden los 10 mejores. "La segunda sesión es la más realista, y aunque hemos rodado con bastante gasolina, yo acabé decimotercero y mi compañero decimonoveno. Es la realidad", apuntilla.

Mientras, Hamilton, pletórico, --"me he sentido muy bien y el coche ha progresado mucho", dijo el inglés--, confirmó con el mejor tiempo del día que luchará por el título desde la primera carrera; Felipe Massa corroboró con un trompo que aunque dispone de una gran monoplaza --"me ha sorprendido el buen rendimiento de los dos neumáticos", desveló-- es el más irregular de los cuatro candidatos; y Kimi Raikkonen, que posó con el estrambótico grupo Kiss, muestra la serenidad del favorito: "No he encontrado aún buen set-up, pero aún hay margen de mejora". Las apuestas por Melbourne adjudican la pole a Hamilton y la victoria a Raikkonen. ¿Y Alonso Un quinto puesto sería todo un éxito para el español en su regreso a Renault.