Rojo sobre blanco. Esa es la imagen con la que ha empezado el español Fernando Alonso la nueva temporada de Fórmula 1. El inimitable rojo de Ferrari sobre el blanco de la estación invernal de Madonna di Campiglio, donde los dos equipos patrocinados por Marlboro (Ferrari, en coches, y Ducati, en Moto GP) celebran anualmente su puesta de largo en un ambiente relajado. Lo es más este año, en el que la casa de Maranello parece haber encontrado, por fin y tras una nefasta temporada, al piloto que puede reverdecer los laureles tras la época, ya casi olvidada, liderada por Michael Schumacher, considerado ahora un traidor por la hinchada italiana.

Directivos de la mítica marca italiana reconocían la noche del pasado lunes, en la gran fiesta de presentación de esta concentración ante la prensa internacional, que "por fin" se había producido la conjunción, casi astral, que ha permitido la unión de dos almas condenadas a entenderse: la de la mejor marca de la historia en las carreras de coches y la del que todos los técnicos consideran el mejor piloto del momento.

En efecto, en esa fiesta pudo verse a Alonso, junto a los otros dos pilotos de la escudería, el brasileño Felipe Massa y el italiano Giancarlo Fissichella, vestidos de rojo. Una foto mucho tiempo esperada.

Alonso parece enormemente feliz. En Madonna di Campiglio puede vérsele conversando relajadamente con periodistas y técnicos de su nuevo equipo, haciéndose fotos con todo aquel que se lo pide y, sobre todo, esquiando a una velocidad que sobrepasa su nivel técnico, pero respaldado por su estado físico y su innata condición para la rápidez.

PRIMERAS PALABRAS Será mañana cuando el bicampeón asturiano ya entre en consideraciones técnicas en la rueda de prensa, que se prevé multitudinaria, para presentar el team Ferrari-2010, el llamado a hacer olvidar un 2009 aciago (Ferrari fue cuarto en la clasificación de constructores) y volver a llevar a lo más alto a la marca italiana. También se muestran exultantes los miembros de ese otro ejército rojo, la imponente plantilla que acompaña a los pilotos de Ferrari y Ducati en la estación invernal italiana fronteriza con Austria. La presentación invernal de los equipos de Marlboro ha sido siempre un gran acontecimiento en el mundo del motor desde el punto de vista de la repercusión mediática. Lo de este año rompe todas las barreras ante lo que se anuncia como "la temporada más impactante" de los últimos años, con varios pilotos, entre ellos el propio Schumi , capacitados para ganar el título mundial, ya que en la misma parrilla se citarán hasta cuatro campeones del mundo: Schumacher (7 títulos), Alonso (2), Lewis Hamilton y Jenson Button.

El regreso del ídolo alemán es la comidilla en esta concentración sobre la nieve. Los técnicos saben que el Kaiser va a contar con uno de los mejores coches y que su experiencia puede suplir a un todavía no demostrado declive físico. Pero la fe en Alonso es ciega. Lo han fichado para ganar. Y lo pregogan bien alto.

En el plano anecdótico, el viernes se producirá el primer enfrentamiento entre Alonso y Massa, dos pilotos que, aunque lo nieguen con la boca pequeña, mantendrán un pique al más alto nivel durante toda la temporada pues sabido es que, en F-1, tu primer rival es tu compañero de equipo. Ese primer pulso no será sobre el asfalto, será sobre la nieve.