Hace falta echar mano de los tomos más mugrientos de las hemerotecas para rescatar una temporada de F-1 tan igualada en la lucha por el título --cuatro pilotos en seis puntos-- pero en Montreal, donde se disputa el séptimo Gran Premio, solo se habla del baile de pilotos, de la prematura retirada de Kimi Raikkonen y de las divisiones en Ferrari para apostar por Fernando Alonso o Robert Kubica como sus sustitutos.

MONACO, DETONANTE Los excesos nocturnos estuvieron a punto de costarle el despido de McLaren y parece que Ferrari ha exigido a Kimi Raikkonen más profesionalidad en su vida privada, además de más trabajo con los ingenieros y más implicación con la imagen de marca. Su decepcionante actuación en el GP de Mónaco, donde se alojaba con unos amigos en un fabuloso yate donde la fiesta no se detuvo en todo el fin de semana, ha terminado por desatar la tormenta. Y el finlandés responde a su manera: amenaza con irse. "Cuando te encuentras con demasiadas cosas que no te gustan, entonces es el momento de dejarlo", dijo el jueves para responder a los rumores sobre su retirada cuando finalice su contrato en Ferrari tras la temporada 2009, incluso a finales de este mismo año. "No sé qué pasará", insistió.