Como si se tratara de un estreno teatral, el inicio del Mundial de F-1 se envuelve en una atmósfera de tensión, casi de ansiedad, propiciada por un miedo terrible a equivocarse. Esa es la sensación que planea sobre el circuito de Albert Park, donde la próxima madrugada (Tele 5, 04.00 horas) se celebra el Gran Premio de Australia.

La complicada elección de neumáticos, un tiempo cambiante y nuevas reglas en el funcionamiento del coche de seguridad traen de cabeza a pilotos y equipos. Nadie quiere fallar en la inauguración, pero este trazado --demasiado rápido para ser urbano-- suele cobrarse siempre un tributo entre quienes son presa de la precipitación.

Este es el escenario de la primera de muchas batallas que van a librar durante esta temporada Ferrari, McLaren, Renault y BMW, los cuatro equipos más fuertes de un campeonato que parece más abierto que los anteriores y esa, quizá, sea la mejor noticia para el asturiano Fernando Alonso en su primer año en la escudería británico-alemana. A más igualdad, más probabilidades de sumar su tercer título consecutivo al primer intento.

"Parece que la memoria es frágil entre muchos. Todo el mundo habla de Ferrari y McLaren, pero se olvidan de que nosotros somos los campeones", dijo ayer Flavio Briatore, rodeado de menos cámaras que en las dos temporadas anteriores. "Tenemos un gran coche", insistió el italiano. Y no le falta razón porque Fisichella ofreció el mejor rendimiento en tandas largas en las tres horas de entrenamientos de ayer en Melbourne.

DOS JUEGOS DE RUEDAS Sin embargo, pocos piensan que el piloto romano tenga la consistencia necesaria para aspirar al título, aunque sí para ganar en Australia como ya ocurrió en el estreno del 2005. Nick Heidfeld rodó en tiempos muy parejos a Fisichella, en una demostración de las posibilidades del BMW si la caja de cambios resiste.

El rendimiento de los Renault y BMW resultó lo suficientemente contundente como para pensar que el GP de Australia no será un simple mano a mano entre Ferrari y McLaren. Esta es, sobre todo, una carrera muy táctica en la que ni siquiera los tiempos de la calificación de parrilla son muy indicativos. La culpa la tiene la nueva normativa, que obliga a montar en carrera los

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