Es bien sabido que Fernando Alonso no es santo de devoción de Jean Todt, antes jefe de Ferrari y ahora presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA). Se da por hecho que la FIA no tolera las críticas de los pilotos. Por eso el asturiano pagó ayer un alto precio tras quejarse, dos semanas atrás, del trato de favor que recibe Lewis Hamilton. Los comisarios utilizan dos varas para medir los incidentes: para el inglés es blandita, suave, ligera; con el español es firme, áspera, un verdadero mazo que ayer le bajó del podio y le envió a la zona sin puntos tras un adelantamiento a Robert Kubica que los comisarios juzgaron ilegal.

Hamilton puede cambiar cuatro veces de dirección para defenderse de un ataque cuando el reglamento solo permite dos. Pero no hay castigo, solo una reprimenda. El inglés puede chocarse con Vettel tras llevar su coche por la parte prohibida de la calle de boxes en China y tampoco hay sanción. Puede acabar la calificación de Canadá empujando el coche y sin gasolina, cuando el reglamento obliga a entregar dos litros de prueba a los comisarios. Entonces se cambia el reglamento... Son solo algunas muestras del trato que los comisarios han dado a Hamilton esta temporada. Para Alonso hay otro. Y lo peor es que no puede quejarse. Cuanto más hable, peor. Por eso ayer se mordió la lengua: "Ellos son los árbitros y yo acepto lo que digan".

KUBICA DEFIENDE A ALONSO Alonso, que había salido fatal por un mal reglaje en el embrague, atacaba a Robert Kubica en la vuelta 18. Consiguió emparejarse en la chicane de Vale, tomó por fuera la primera izquierda y, justo al abordar el giro a la derecha, con los dos coches rueda contra rueda, Kubica le tocó, de forma que Alonso se salió de la pista por el interior del estrechamiento para reintegrarse a la pista por delante de Kubica. "No tenía espacio. O me volvía invisible, o me metía debajo de la tierra. No había más espacio para mí. El me empujó a la hierba".

Renault se quejó a Charlie Whiting, el director de carrera. "Alonso me había ganado ya la posición, así que no debería haber habido sanción", explicó Kubica. El polaco desveló que su equipo le informó por radio que creían que Alonso debería devolver la posición. "Pero no hubo lugar porque tuve que retirarme con un problemas en el diferencial", añadió.

El reglamento recoge que un piloto que saca ventaja al cortar una chicane con las cuatro ruedas fuera de la pista para adelantar a otro piloto debe devolverle la posición. Pero en caso de colisión la regla no se aplica. "Si en lugar de un piano hubiera habido un muro, quizá hubieran sancionado a Kubica por echarme fuera", explicó Alonso. Ferrari llamó a Whiting para que se pronunciará. "Cuando determinó que Alonso debía devolverle la posición y, por tanto, dejarse adelantar, el Renault ya circulaba retrasado a muy poca velocidad por una avería", reveló Stefano Domenicali, director de Ferrari. Los comisarios castigaron a Alonso entonces con un paso por boxes.

REGLAS CAMBIABLES Ahí está la diferencia. La otra vara de medir. No hay ventaja para Alonso porque Kubica iba camino de los boxes retirado. "Es una sanción desproporcionada", determinó David Coulthard, tercer piloto de Red Bull y comentarista en la BBC. Y para rematar, Whiting ordenó la salida del coche de seguridad justo a continuación de comunicar la sanción, en teoría para dar tiempo a los comisarios para recoger los trocitos de carbono que había dejado el alerón de Pedro de la Rosa.

Eso costó a Alonso irse a la cola en lugar de perder solo dos puestos porque no se puede cumplir el castigo con el coche de seguridad en pista. Eso sí, Whiting no lo sacó cuando una botella de vidrio danzaba por la pista de Valencia; ni ayer, cuando una grúa entró en las escapatoria de la curva más rápida para retirar el coche de Jaime Alguersuari. Tampoco se investigó a Adrián Sutil por embestir en la recta a De la Rosa. Hay muchas varas de medir. Demasidas.