Las imágenes se pudieron ver en cualquier rincón clásico de celebración de la comunidad autónoma extremeña: miles de madridistas disfrutando del título liguero. La noche fue larga, y no sólo en la capital de España: la exaltación del madridismo se vivió ampliamente en muchos rincones del país.

Sin embargo, en Cáceres se inventó un nuevo templo: el nuevo parque del Rodeo. Las imágenes que ayer ofrecía este diario, ampliadas hoy, son lo suficientemente explicativas. La Policía Municipal cifró ayer en aproximadamente 2.000 personas las que se dieron cita en el estanque. "Vamos al Rodeo, vámonos al Rodeo", gritaron algunos, al ver que en la Fuente Luminosa era imposible celebrar nada, al estar vallada y rodeada de ocho agentes cacereños.

"Os pido perdón a todos si ayer no os atendimos bien". Son palabras de ayer de Roberto Carlos a la prensa, el día después de conquistar el título. La plantilla salió corriendo hacia Cibeles. Allí llevaba también la gente esperando más de una hora y optaron por no demorar más su presencia.

Y es que la resaca de los festejos se tornó cada minuto que pasó en más agridulce tras la sucesión en cascada de varios acontecimientos que han terminado por deslucir la fiesta que se supone debe ser el epicentro de una alegría colectiva, que ha ido a menos, en comparación con otros momentos cumbre del madridismo. Es la otra cara.