Para el Forma Cáceres 2016, la recta final de su temporada de regreso a la División de Plata se encara con una mezcla entre el alivio de estar prácticamente salvado del descenso y la amargura de tener la sensación de haber podido luchar por algo más que eso, tal y como en principio se había anunciado.

La victoria del pasado sábado ante el Albacete le supuso alcanzar los 39 puntos, lo que significa la tranquilidad en cuanto a que se ha alejado lo suficiente de la zona de descenso, en la que ha permanecido buena parte de la temporada. Al conjunto de Gustavo Montero, que el próximo sábado visitará al Nazareno, le queda el estímulo de seguir sumando y completando su notable segunda vuelta para intentar escalar algunos puestos en la clasificación, en la que actualmente es undécimo.

PENURIAS Y MIEDO Desde el club cacereño existe cierta autocrítica al reconocer que se han pasado "penurias" y "miedo". El equipo viajará a Sevilla con mucha fe en sus posibilidades, pero con el sueño de ocupar el quinto puesto que da derecho a disputar los playoffs de ascenso casi descartado, a no ser que se produzcan una serie de resultados sorprendentes.

Al menos, el Forma se ha conjurado para finalizar el campeonato con buen sabor de boca y ya ha empezado a planificar la próxima temporada.

El club reconoce que "el equipo se confeccionó a conciencia para empresas mayores, pero sabemos que el deporte y en concreto el fútbol sala es así de caprichoso e imprevisible, y una mala racha, en este caso excesivamente prolongada, echó por tierra el proyecto inicial".

Poco se sabe aún sobre la configuración del equipo. Varios jugadores tienen contrato en vigor, así como el entrenador, pero el presidente, Fermín Naranjo, dijo la semana que se podría configurar un proyecto menos ambicioso que esta temporada por las limitaciones económicas existentes.