FECHA Y LUGAR DE NACIMIENTO 4 DE ABRIL DE 1974.

ESTADO CIVIL SOLTERO

ESTUDIOS LICENCIADO EN CIENCIAS DE LA ACTIVIDAD FISICA Y EL DEPORTE Y DIPLOMADO EN ADMINISTRACION DE EMPRESAS.

EQUIPOS CACEREÑO, AMANECER Y MORALEJA.

Nacarino es visceral. Sí, pero también listo y reflexivo. Trae ideas nuevas y un planteamiento basado en el compromiso, el trabajo y la estética. Va a pecho descubierto y se le entiende todo. Y es, cosa rara, honesto.

-¿Es consciente de que casi nadie daba un duro por usted este verano?

--Sí y más después de no haber demostrado mucho en el mundo del fútbol. En todo caso, hay mucha gente que pensaba que me iban a apoyar y ha sido todo lo contrario. Ahora, estoy cerrando bocas y espero cerrar muchas más a lo largo de la temporada.

--¿Cómo le sienta eso de entrenar al equipo de su ciudad?

--Es una gran satisfacción y un orgullo. El fútbol es un mundo aparte y a mí me ha tocado ´palmar´ mucha pasta y trabajar mucho para llegar aquí. Muchas veces cuenta más el nombre que el trabajo. Estoy aquí por mi trabajo y eso me agrada. Nadie me va a regalar nada.

--Unos dicen que no tiene ni idea de fútbol y otros que hace tiempo que en el Príncipe Felipe no se veía tan buen juego..

--Lo que más fastidia de este mundillo es que, incluso, la gente que conoce tu trabajo intenta tirarlo por tierra. Amigos y compañeros que te critican cuando lo que necesitas es apoyo, son los que realmente hacen daño.

--¿Quiénes le han defraudado?

--El entorno de la gente más cercana es lo que hace daño, la crítica destructiva de esa gente a la que has dado tu confianza...

--Parece un buen tipo. ¿Por qué le expulsan tanto?

--Vamos a ser claros. Muchos entrenadores jugamos con las expulsiones. ¿Para qué? Para cambiar el ritmo de los partidos. Existe la expulsión del torpe, pero en el caso del partido ante el Don Benito fue una expulsión dirigida. A partir de ese momento, cambió el arbitraje. Y el entrenador juega con ello. Hay entrenadores que sabemos de qué va esto, como Rafa Rus y otros, y que somos muy autoexpulsados. Cuando hay que provocar a un árbitro sé cómo hacerlo. Hay, incluso, entrenadores que preparan estrategias para provocarles.

--¿Algunos creen que el que manda es Rossi y que usted es un hombre de paja?

--Cuando llegué, dejé las cosas claras. Yo no me bajo los pantalones ni con este presidente ni con nadie. Este es un juego de listos y al que no lo es acaban apuñalándolo. Por otro lado, me siento respaldado por Pedro, me está ayudando mucho y hay una gran simbiosis entre nosotros.

--¿Son amigos?

--Sí. Hay una amistad muy buena entre ambos y confío en él

--Entonces, ¿por qué sospecha tanto la gente de Pedro Rossi?

--A nadie le gusta que venga alguien de fuera a organizar algo que consideran que es suyo. Rossi lleva sesenta años dentro de este mundo y entiende mucho de fútbol. A la gente eso le fastidia. Y, además, ha demostrado que sabe hacer buenos fichajes.

--El año pasado se rumoreó que el entrenador y Pedro Rossi llegaron a las manos...

--Podría ser. Rossi es un tío de sangre caliente, aunque de ahí a llegar a las manos... No creo. Pudo haber enfrentamientos o palabras más altas que otras. Los argentinos son así. Muchos argentinos son capaces de pegarse en un entrenamiento y, cuando acaba, tan tranquilos.

--¿Qué hay que hacer para que Cáceres vuelva a sentir como propio al Cacereño?

--Los jugadores tienen mucha ilusión y necesitan sentirse respaldados. Lo que hace grandes a los equipos son las aficiones. Hay que ver si la afición quiere al Cacereño. No se trata solo de hablar, sino de ir al estadio.

--Mientras siga Félix Campo...

--El presidente se pudo equivocar, pero creo que está cambiando, está dando otra imagen... Quizá no es el presidente que todos queremos, pero es fácil: que alguien hubiera comprado el club en su día.

--Sabiendo como es esta ciudad, ¿recomendaría a Félix Campo que vendiera el club?

--No hay que olvidar que esto es un negocio. El presidente, de todos modos, se sintió muy engañado por Ismael Díaz. Nos engañó a todos: prensa, aficionados, jugadores... Hizo mucho daño y nos fiamos de él. Solo quería la ´pasta´. Hizo mucho daño al presidente, que perdió confianza en el mundo del fútbol. Ahora parece que vuelve a confiar porque está viendo que también hay gente competente, trabajadora, con ilusiones...

--¿Si el club no tuviera bingo, seguiría Campo al frente?

-No lo sé. Dudo que supiera cuando llegó que existía el bingo. Además, no sé siquiera si da beneficios. Lo que sé es que está restaurando un equipo, paga puntualmente a los jugadores, se porta muy bien con todos nosotros... Yo tengo muy buen concepto de él.