Los hay que son egoístas, que solo son capaces de mirarse al espejo y hacer lo que sea y como sea con tal de ganar. Son los malos de la película. Otros, en cambio, riñen a los compañeros en el pelotón, protestan, escriben cartas que luego van a parar a la papelera y además triunfan de forma honrada, muchas veces sin acabar de comprender qué es lo que ocurre y quién tiene la culpa.

A Oscar Freire se le podría considerar el elegido entre estos últimos. Su voz crítica, su espíritu rebelde y progresista, su facilidad para poner los puntos sobre las ies mantiene a menudo ese espíritu de esperanza para seguir admirando a muchos ciclistas. Freire es de aquellos que muchas veces ha pensado si era mejor echar el freno a la bici. Se ha irritado por pagar en ocasiones por los pecados de otros.

Una vez se plantó en la puerta de su casa suiza alguien con un bloc y un boli. Le pidió un autógrafo. Se lo firmó. "Soy inspector y estoy aquí para un control antidopaje por sorpresa". No le quedó otra que hacer pipí en su presencia.

Oscar Freire y su amigo Pedro Horrillo fueron los únicos ciclistas que en junio del 2002 secundaron la huelga general contra el Gobierno de José María Aznar y se negaron a disputar la etapa de la Volta a Catalunya que terminaba en Andorra.

CAIDA DE PEREIRO Freire es desde ayer el líder de la Vuelta tras imponerse con suma claridad en el esprint que decidió en Santiago la segunda etapa de la ronda española, marcada por la caída masiva, a dos kilómetros de meta, en la que se vieron envueltos varios corredores como Oscar Pereiro, que ayer se llevó un tremendo encontronazo en la cadera izquierda.

Hasta ayer, nunca jamás, el tricampeón del mundo había conseguido el jersey de líder de una gran ronda por etapas. "Me faltó muy poco en el Tour". Ahora ha obtenido la recompensa.

Porque Freire sigue sin comprender muchas cosas, desde por qué su equipo, el Rabobank, retiró a Rasmussen del Tour, hasta la razón por la que ahora la Unión Ciclista Internacional (UCI) saca a relucir que Valverde está en la operación Puerto cuando las autoridades deportivas, políticas y policiales españolas dicen lo contrario. "Mi deseo es correr el Mundial junto a Valverde. No comprendo por qué la UCI le acusa. Da la sensación de que la UCI pegue palos al ciclismo en vez de protegerlo".

El liderato de Oscar Freire es lo mejor que le podía haber ocurrido a la Vuelta en tiempos complicados con etapas llanas de por medio. "Hace años fue una falta de respeto hacia mi persona por parte de algunos periodistas que hablaron más del dolor de la rodilla de un loco llamado Manzano que de mi primer triunfo en la Milán-San Remo".

PARA TODOS Manzano fue el ciclista del Kelme que encendió el ventilador y dejó en entredicho a todo el pelotón por prácticas de dopaje. Freire se irritó de forma considerable. Justos por pecadores. "Pero la culpa --denunció ayer tras vestirse de dorado-- también es de muchos ciclistas muy egoístas que hasta que no han visto los cuernos del toro ante ellos no han hecho nada por el ciclismo. Hubo un tiempo en que nos debimos plantar. Ahora ya es tarde. Si te plantas te quedas solo. Hay que tragar con reglamentos y tácticas que van contra la ley. La UCI es un negocio. Solo miran para ellos y se aprovechan del ciclista".

Con su mirada crítica, el cántabro Oscar Freire paseará hoy el jersey dorado de la Vuelta Ciclista a España por las carreteras lucenses que llegan hasta el Principado de Asturias, con los Lagos de Covadonga en el horizonte de mañana martes.