Fue como un soplo de alegría y quién sabe si el anuncio de que los más bellos combates aguardan en los Pirineos. Oscar Freire consiguió ayer en Dax la victoria en el esprint más colosal e intenso de cuantos se han disputado en este Tour. El capítulo de las llegadas masivas no se pudo cerrar de mejor manera. Hoy cambia el panorama. Hoy llega la montaña. Hoy comienza, por fin --más vale tarde que nunca-- el Tour de verdad. Los Pirineos ya están aquí. Hoy, el pelotón de la ronda francesa asciende por el Soudet y por el Marie-Blanque, en lo que será solo el aperitivo de la gran etapa de mañana en el Vall d´´Aran.

Freire pasará a ser hoy un participante secundario en un Tour donde ya ha logrado dos victorias. A partir de ahora, tal como anunció ayer, le tocará la complicada función de ayudar a Denis Menchov en la conquista del maillot amarillo. No será tarea fácil. Pero tampoco para ninguno de los gregarios de equipos rivales del Rabobank holandés, donde corre el tricampeón del mundo. En todos los conjuntos potentes hay por lo menos un candidato al triunfo final. Hoy, en el Soudet, comenzará la hora de la verdad. Quien quiera vencer en los Campos Elíseos no puede fracasar en la montaña. Y, entre estos ciclistas, hay por lo menos un corredor español que desea intentar el difícil cometido de pelear por la general. Es Carlos Sastre, quien ayer recuperó 13 maravillosos segundos por saberse situar en la llegada en relación a contrincantes tan complicados como Menchov.

La victoria, ayer, fue tan ajustada que Freire tuvo que esperar unos segundos para saberse ganador. De hecho, ya se percató de su triunfo cuando Robbie McEwen gentilmente le dio una palmada. "También pregunté si se había capturado a los escapados. No tenía ni idea". Así es de complicado muchas veces el oficio de ciclista.

Hoy también podría haber esprint en Pau, aunque muy diferente a los que se han visto hasta ahora. Será una llegada entre corredores aptos para la montaña y que hayan superado el Marie-Blanque. La cumbre está a 42 kilómetros de meta lo que dificulta enormemente una victoria en solitario.