Gervi Deferr y Víctor Cano se quedaron ayer a milésimas de las medallas en la primera jornada de las finales por aparatos de gimnasia. Deferr acabó cuarto y fueron tan sólo 63 milésimas las que le apartaron del podio del suelo. A Víctor Cano, quinto en su final, se le escapó el bronce por tan sólo 25 milésimas en potro con arcos. La reacción de uno y otro, sin embargo, fue radicalmente opuesta. Deferr, campeón olímpico en Sydney hace cuatro años, abandonó la sala dolido, molesto consigo mismo por haber dejado escapar una espléndida oportunidad. Cano, en cambio, nunca había llegado tan lejos. Es un premio que le colma.

En cuanto finalizó su ejercicio, Deferr ya tenía asumido que se le había escapado la medalla que con tanta fe perseguía. Su gesto era elocuente. Cometió dos errores, casi imperceptibles, uno en la segunda de las diagonales, y el segundo en la conclusión del ejercicio, que lo apartaron de la pelea. "Estoy triste, porque he fallado yo", reconoció. "Yo he perdido la final. Por eso, estoy triste y decepcionado".

ANIMADOR EN LA GRADA Para Deferr, un consumado especialista en suelo, campeón del mundo en Debrecen 2002 --título del que fue desposeído con posterioridad por un positivo de marihuana-- las mejores posibilidades de alcanzar el podio pasaban por la final de ayer. Hoy estará en otra final, la de salto, en la que defiende el título olímpico, pero en la que no se ve con tantas fuerzas. "Será mucho más complicado. Hay mucha más gente buena y cuatro años son muchos", aclaró el gimnasta, de padre argentino, que necesitó unos minutos para superar la decepción de la derrota.

Para calmarse, enfadado como estaba, sin ganas de hacer declaraciones --pasó por delante de las cámaras con la cabeza baja--se subió a la grada alta de pabellón OAKA, se enfundó una camiseta de España, y se unió a un grupo de aficionados españoles para animar a Víctor Cano, con una gigantesca letra R mayúscula en la mano, que servía para completar el nombre de su compañero en la selección, y con el que le une una gran amistad desde hace ya algunos años.

ASUMIDA LA DERROTA El barcelonés Víctor Cano, de 26 años, en cambio, sorprendió a todos al asegurar que tenía asumida la derrota. "Sabía que compitiendo en primer lugar mis posibilidades de medalla se esfumaban", aseguró. La posición se decide por sorteo entre los participantes. Hace dos meses se sabía que quien entrara en la final como cuarto, actuaría en primer lugar. "A mí el globo ya me ha pasado. El cabreo fue hace dos días, cuando me enteré en qué posición actuaba". Su ejercicio en el potro tuvo todos los elementos. Resultó espléndido (9,762), pero los jueces fueron elevando la nota conforme avanzaban la ejercicios, hasta la actuación del chino Teng Haibin, que se llevó el oro con 9,837.