Temporada 78-79. El año había sido duro, tanto que los jugadores habían tenido serios problemas de cobro. Incluso, el entrenador, el gallego Lamelo, se había marchado en noviembre por este motivo, cuando fue culpado por la directiva de encabezar una rebelión en el vestuario verde.

Llegaba la dramática última jornada. Varios equipos se jugaban el descenso. El Príncipe Felipe acogía un Cacereño-Lérida. Los verdes necesitaban ganar y esperar que, al menos, el Badajoz no venciera en Játiva, ante el ya descendido Olímpico.

El Cacereño terminó con un agónico 2-1 a favor y llegaban buenas noticias del partido de Játiva. El Badajoz perdía en los últimos minutos por 2-1. Al final del encuentro, en el estadio cacereño, se desbordó la celebración por la permanencia.

"Estábamos todos saltando y, de pronto, nos dijeron que la radio acababa de informar que el Badajoz había remontado. Nos quedamos abatidos". Lo cuenta, nostálgico y puede que aún dolido, José María Asenjo, técnico de aquel equipo y actual directivo. Y lo ratifica Toni Hernández, el inolvidable dueño del lateral izquierdo verde durante ocho temporadas.

Aquello fue un mazazo. Ahora ellos no juegan, pero parecen igual de motivados porque sienten al Cacereño en el corazón. Y ambos se trasladan en el tiempo y abogan por que aquella triste historia no se repita. "Ahora estamos en lo mismo", compara circunspecto Hernández.

Asenjo y Hernández reviven el pasado de aquella semana tensa y piensan en el partido del domingo ante el Tenerife B. De nuevo hay varios equipos implicados en la lucha por eludir el descenso, pero ellos esperan que, esta vez, el final sea feliz.

"Teníamos un equipazo", proclaman, "pero no se cobraba porque lo que había se iba para pagar el estadio", recuerdan. Aquello afectó en negativo. Y los resultados así lo plasmaron. Era el Cacereño de los Redondo, Salvatierra, Oñi, Pepín, Rozas, Montoya, Abarca, Emilio...

"Fue mucha gente al estadio. El domingo debe ocurrir algo parecido, aunque estamos seguros que así será porque la implicación del público es máxima", dicen los dos, 31 años después de aquel momento futbolístico. "Los jugadores deben comerse las rayas del campo", sugiere Hernández, capitán entonces y uno los futbolistas más queridos en la historia del club.

Para que ello ocurra, solo los futbolistas, con la ayuda del público, pueden hacerlo posible venciendo al filial del Tenerife, primero, y después encarar el encuentro postrero ante el Cerro con las máximas opciones. Toni y José Mari viven ya el partido. Toni y Jose Mari también tienen una cuenta pendiente con el pasado. Toni y José Mari quieren que, esta vez, la historia sea muy distinta.