Hay una tremenda diferencia entre volver esta noche a casa con 2-0 y hacerlo con 1-1. Ford Burgos y Cáceres 2016 se citan de nuevo esta tarde (19.00 horas, Pabellón El Plantío) con buena parte de la primera eliminatoria del playoff en juego. No es que una nueva derrota dejase ya fuera a los extremeños, pero sí les obligaría a nadar contra una poderosísima corriente. Todo cambiaría en caso de victoria: los dos siguientes partidos se juegan en un Multiusos supuestamente inflamado en el que todo estaría dispuesto para darle la puntilla al rival.

Para lograr el éxito, el equipo de Gustavo Aranzana sabe que no puede recaer en los errores del viernes (82-78). El discutible arbitraje y una famélica primera parte a nivel defensivo fue una carga demasiado difícil de soportar, aunque la segunda dejase el aroma alentador de que cuando los cacereños mezclan orden con casta pueden ser superiores.

TENSAS INSTRUCCIONES En esa línea transcurrió el entrenamiento matinal que se organizó en el escenario del encuentro y en el que no participó Lucio Angulo, muy resentido por un golpe en el muslo. Aranzana trabajó pequeños detalles, pero con un mensaje vital: hay que emplearse con más intensidad, con más contundencia, con más decisión. Si no, ganarle a un equipo enrachado y llevado en volandas por su público será muy complicado. El entrenador no parece dispuesto a que haya más distracciones. En un momento de la sesión, detectando algún gesto que no le gustó, levantó la voz para decirle a sus atónitos chicos literalmente: "Yo no estoy de vacaciones ni de cachondeo. No ha acabado la puta liga".

Luego, con los periodistas, ofreció un discurso más racional, de rigor autocrítico, pero también de esperanza. "El equipo está tocado por la derrota. Sabíamos de la dificultad del primer partido, pero no se nos pasaba por la cabeza jugar tan mal durante 20 minutos", reconoció. "Ahora lo importante es corregir los errores, porque tardamos mucho en meternos en el encuentro. Cuando te falla la intensidad, pierdes la concentración, cometes errores y tomas malas decisiones", explicó.

Sus previsiones pasan por que el Burgos salga exactamente igual de enchufado, pero que la respuesta que se encuentre sea diametralmente opuesta. "Ni me planteo el 2-0. Y si perdemos, pues iríamos a por el 2-1 el miércoles y a hacer la serie lo más larga posible. Sabemos que podemos ganar porque estuvimos cerca el viernes a pesar de haber jugado solo al 60%", reflexionó, destacando que su confianza en los jugadores es "total". "Pase lo que pase a partir de ahora estoy contento con ellos, sé que se van a dejar el alma", remarcó.

Tras el entrenamiento, Aranzana dio total libertad a los jugadores hasta las 21.30 horas, aunque la mayoría de ellos se quedó en el hotel de concentración almorzando y posteriormente en las habitaciones. Otros salieron a dar un paseo por la ciudad, cuyo centro histórico está a unos 15 minutos caminando. "Es bueno que durante un tiempo se limpien la cabeza de baloncesto", asumió el entrenador, que hoy tendrá el apoyo en la grada de varios familiares llegados desde Valladolid. En una cancha en la que se respira una correctísima hostilidad, cualquier ayuda es bien recibida.