La vida de Félix Ramón Campo García (Salamanca, 4-2-59) transcurría hasta ahora cumpliendo el tópico anglosajón del self-made man , del hombre hecho a sí mismo. Partiendo casi de la nada construyó un imperio que le ha convertido en multimillonario y le ha permitido cumplir su sueño: ser dueño de un club de fútbol, vivir en primera línea un deporte que ama incluso más que sus otras aficiones: los coches caros --su Jaguar es, sencillamente, espectacular-- y la buena comida. No bebe.

Campo tuvo una infancia y juventud dura en la que poco a poco fue abriéndose camino en el mundo del transporte de ganado, sobre todo de cerdos. Su empresa, con una flota impresionante de vehículos, copa gran parte del mercado en el oeste español y también está fuertemente implantada en Portugal. También tiene inversiones en la construcción.

"Siempre he tenido vínculos con Cáceres al ser una ciudad que he transitado muchas veces por mis negocios y por tener clientes. Siempre me ha llamado la atención el estadio y cuando me propusieron participar en el club me hizo ilusión y me lancé", contó en una entrevista en EL PERIODICO EXTREMADURA en febrero de este año. Sin embargo, no se prodiga en la prensa. Tiene fama de frío, de hablar poco, de ser muy estricto negociando, de creer mucho en sí mismo.