Cuatro años llevo asistiendo a las jornadas formativas en la Ciudad del Fútbol de la Federación Española, algunas impartidas por Emilio García Silveiro, abogado gallego, estudiante y representante del alumnado de la Uex, casado con cacereña, compañero de arbitraje de baloncesto y asesor de Angel María Villar. Dos menos, a las impartidas por el Centro Extremeño de Formación Deportiva, dependiente de la Junta y ubicado en la Facultad de Ciencias del Deporte. A decir verdad, y salvando las distancias, poco tiene que envidiar este último a la primera en cuanto a calidad de temas y profesorado se refiere. Angel Cappa y Lillo, anteriormente; Benito Floro y Azkargorta en estos días, entre otros, han degranado sus sapiencias futbolísticas en el campus cacereño.

Sin embargo, mientras en Madrid tienes que tener acreditaciones y buenos fondos para pagar los gastos de inscripción, en Cáceres son totalmente gratuitas y para cualquier persona vinculada al deporte. Mientras en Madrid tienes problemas de plaza, en salón de actos de la facultad siempre hay butacas vacías. Algún forofo, algún entrenador de Tercera. Y para de contar. El resto, universitarios que acuden por decenas.

Asisto en cada ocasión que puedo, pero echo en falta más personas y personajes relacionados. No lo entiendo.

El fútbol es dinero, gestión y formación. De lo primero, según dicen, andamos mal. De lo demás, afortunadamente, sobrados. No aprovecharlo será un grave error. La posibilidad de volver al deporte de máximo nivel se hará más lenta. Mi modesto consejo.